« 10 - Dormir »

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— Hyung, puedo volar, no hay necesidad de que me cargué — se volvió a quejar el menor — se va cansar más rápido.

— Ya te dije que si es necesario, no puedo perderte otra vez — dijo el rubio, haciendo que el corazón del menor comenzará a latir de manera desenfrenada por las últimas palabras de Ricky — además, no pesas nada.

— B-bueno... — se aferró más a la espalda de Ricky y puso su mejilla contra esta.

— ¿Cómo es que te perdiste? — pregunto curioso el rubio.

— Y-yo mhn ví un perrito y me acerque para acariciarlo, pero luego recorde que no podría tocarlo así que decidí volver con usted y Matthew pero cuando voltee ya no estaban — comenzó a contar — los comencé a buscar pero me perdí — sus mejillas se empezaron a teñir de un leve tono rosa — seguí buscándolo pero me rendí, y cuando ví que ya estaba oscureciendo...

— Lo siento Taerae, no sabes cuánto — se disculpo el mayor sintiéndose completamente culpable — debí haberte vigilado mejor.

— No fue su culpa Ricky Hyung, fue la mía por haberme alejado de usted.. yo lo siento, por causarle una molestia.

— Mejor olvidemos esto, ¿Okey? — dijo el rubio — ya llegamos a casa.

— ¿Me va a bajar ya ? — pregunto Taerae.

— No, te llevaré así hasta mi habitación y ahí te bajaré — sentenció Ricky.

— P-pero sus padres...

— Ellos no regresan hasta la 1 de la mañana, así que no hay nadie en casa — contó el mayor mientras se dirigía hacia la entrada de su casa y la abría con algo de dificultad.

Una vez entraron, Ricky se dirigió hasta su habitación aún con Taerae en su espalda, no lo había soltado desde que lo encontró hace unas horas.

Al llegar, tal como lo dijo, bajo a Taerae con cuidado y se dió la vuelta para poder verlo, aunque con la oscuridad de la habitación no podía hacerlo muy bien.

— Quiero que entres a la cama y te duermas, debes de estar cansado — dijo mientras guiaba.

Cuando logro sentar al pelicastaño en la cama estaba dispuesto a salir de la habitación, pero el agarre del menor en su muñeca se lo impidió.

— P-podria — trago saliva nervioso — ¿Podría dormir conmigo Hyung? — pidió.

El mayor no podía ver con claridad, pero juraría que Taerae estaba sonrojado, y con una gran sonrisa le respondió.

— Está bien, dormiré contigo, pero primero iré a la cocina a comer algo ¿Está bien? — pregunto.

— Sip, p-pero podría prender la luz por favor.

— Claro — se safo del agarre del menor y se acercó al interruptor de la luz para prenderla.

— Ya regreso.

Recibió un asentimiento de cabeza por parte de su cupido y bajo a la cocina por algo de comer.

[•••]

Había terminado de cenar y ahora se encontraba subiendo las escaleras para llegar a su habitación.

Al entrar se encontró con una imagen muy tierna para el. Taerae estaba durmiendo tranquilamente sobre la cama, su mejilla izquierda chocaba con la almohada y sus labios se encontraban entreabiertos.

Aprovecho la ocasión, con rapidez saco su teléfono y le tomo una foto.

Rio en voz baja al recordar que no podría aparecer en estas, se dirigió al baño para darse una ducha rápida, ponerse su pijama y entrar a la cama junto a Taerae.

Esté al sentir el cuerpo del contrario al lado suyo se aferró a él, abrazándolo y poniendo su cabeza en su pecho.

El corazón de Ricky comenzó a latir y los nervios se apoderaron del el.

Pero aún así, una sonrisa se formó en su rostro al ver a Taerae durmiendo plácidamente sobre su pecho.



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¿Me enamore de mi cupido? (Rirae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora