« 18 - Taerae »

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— Hyung, ¿Qué hace? — pregunto muy curioso el pelicastaño.

— Hoy es noche buena, y mamá siempre es muy exigente con la decoración — explico el mayor mientras trataba de poner el muérdago en la parte superior de la puerta.

Fallando por quitan vez en su intento de ponerlo.

Taerae al percatarse de aquello, le quitó la linda cosita de las manos y se elevó con sus alas para poder poner el muérdago sobre la puerta.

— Gracias — dijo el mayor con una sonrisa, la cual el pelicastaño correspondió.

— De nada Hyun-

— Ricky, ven y ayúdame con la cena por favor — le pidió su madre desde la cocina.

— Enseguida mamá — dijo el pelirubio.

Revolvió los cabellos del menor y se fue en dirección a la cocina.

El menor lo vio marcharse, y nuevamente; esa extraña calidez abrazo su corazón.

Subió las escaleras hasta la habitación del mayor, se puso el collar que lo convertía en un humano y se acercó a su cuaderno para poder comenzar a escribir en él.

Se le había hecho una costumbre por los últimos días, lo que no podía decir en voz alta, podía escribirlo en las hojas de papel de aquel pequeño cuaderno.

[•••]

La tarde había pasado muy rápido, ahora se encontraban cenando.

O más bien, Ricky y su familia lo hacían. Y a pesar de que, según Taerae; los cupidos no comían comida humana. Se le caía la baba al ver toda la comida sobre la mesa de la familia Shen.

Ricky se percató de eso, y una idea llegó a su mente.

— Invite a un amigo — dijo de la nada, llamando la atención de sus padres y cupido — No quería que la pasará solo este día y lo invite.

— ¿Solo? — preguntaron sus padres algo confundidos.

— Si, es hijo único y sus padres murieron cuando tenía 10 años, y según me contó no tiene familiares por Corea, viven en otros países — contó su falsa historia.

Sabía que ese tipo de historias conmoveria a su padres.

— Pobre chico — comento su madre — hiciste muy bien en invitarlo, hijo — le felicito — ¿Y a qué hora llegará?

— Creo que está por llegar — dijo mirando disimuladamente a Taerae.

Este lo miraba con confusión.

El rubio le indico con la mirada algo que el menor no entendía muy bien, así que rendido suspiro.

— Con permiso, voy a ir al servicio un rato — dijo parándose de la mesa — ahora vuelvo.

Y se fue a paso rápido para luego encerrarse en su habitación junto al pelicastaño.

— Es tu turno — dijo el mayor, confundiendo mucho más al bajito — ponte el collar y toca la puerta — explicó.

— Pero su amig-

— Taerae, encerio no sé cómo es que puedes ser muy inocente — dijo soltando un pequeño suspiro — tu eres ese amigo del que hable — el menor formó una “O” con sus labios mientras asentía.

— Ya le entendí Hyung — dijo feliz el menor.

— Muy bien, ¿Ya sabes que tienes que hacer, verdad? — pregunto, y recibió una respuesta positiva por parte de Taerae.

— Salgo, me pongo el collar y tocó la puerta — contesto.

— Exacto, llegó la hora de actuar — dijo y ambos salieron de la habitación.

Taerae fue hacia la puerta y Ricky hacia el comedor. A los pocos segundos la puerta fue tocada, Ricky se paró para poder ir y abrir.

— Debe ser él — dijo y pudo ver una sonrisa en el rostro de sus padres.

Se dirigió a la puerta y vio a Taerae, lo dejo entrar rápidamente para luego susurrarle un “solo se tu mismo” y adentrarse a el comedor.

— M-mucho gusto, me llamo Taerae — dijo un poco nervioso.

¿Me enamore de mi cupido? (Rirae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora