« 22 - Me gustas »

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El rubio mantenía su oreja pegada a la puerta de su habitación, tratando de escuchar la conversación que tenían Taerae y Yujin.

Pero. ¡Carajo! No podía escuchar nada, ¿De que estarán hablando esos dos?

A penas la escuela había terminado, los tres fueron directo a casa de Ricky por el asunto urgente de Yujin. A penas llegaron, esos dos se fueron a la habitación del rubio encerrandose ahí adentro.

Soltó un suspiro rendido y decidió ir abajo para poder esperar a que la conversación de ambos cupidos acabe.

Claro, lo hubiera hecho de no ser porque escucho un sollozó dentro de la habitación. Y el conocía perfectamente ese sollozó.

Taerae...

Así que, sin importarle la conversación de ambos entro a la habitación de golpe. Se encontró a Taerae llorando sentado en la orilla de su cama.

— ¡¿Que le hiciste?! — pregunto con furia.

Le dolía ver al menor llorar.

Yujin iba a contestar de no ser porque el pelicastaño lo hizo primero.

— E-el no me hizo nada Hyung — contesto entrecortado Taerae

— ¿Entonces? ¿Por qué llorar Raerae? — le pregunto mientras tomaba su rostro entre sus manos.

Se escuchó un suspiro de parte del otro cupido, la pareja lo volteo a ver.

— Vez de lo que hablo Taerae — dijo mientras soltaba un suspiro — yo me voy, ustedes tienen que hablar.

— Oye esper-

— Shen Ricky, no le rompas el corazón a Taerae — fue lo único que dijo y desapareció en una brillante luz.

¿Que no le rompa el corazón a Taerae?

No sabía a qué se refería con ello, pero decidió ignorarlo y se giró para ver a Taerae, quien se encontraba con la cabeza gacha mientras jugaba con sus dedos.

Se acercó al menor y se sentó a su lado, tomo el mentón del pelicastaño y lo levanto.

— ¿Qué sucede Taerae? — pregunto sutilmente.

Taerae se relamió los labios y soltó un pequeño suspiro.

— Y-yo..... C-cometi un error Hyung — fue lo único que dijo.

— ¿Por qué lo dices?

— Y-yo nunca... esto... — quitó su rostro de la mano del mayor — ¿Qué somos Hyung?.

El rubio se quedó estático unos momentos al escuchar aquella repentina pregunta.

Pero ni siquiera el sabía que responder ante aquella pregunta.

Intento decir algo pero el menor se le adelantó.

— Lo sabía.... — susurró — Hyung, usted y yo no somos nada.

Sintió su corazón doler al escuchar el nada. Porque aunque fuese real, Ricky no lo veía de esa manera.

— Taerae yo-

— ¡No! — grito sorprendiendo al rubio — usted está enamorado de Matthew y no debo entrometerme en eso, y...

— Taerae escúchame — pidió el mayor.

— Hyung, esto nunca debió pasar — sintió otra opresión en su corazón.

— ¡Taerae!

El menor se calló ante el grito del mayor.

— Taerae — tomo de los hombros al más bajo — ¿Por qué dices esto?

El castaño no respondió.

— Puede que esto suene algo apresurado, pero Taerae, tu me gu-

— No lo digas Hyung, por favor.... — pidió el castaño.

— Me gustas, Taerae — dijo ignorando la petición de su cupido.

Pronto el sollozó del menor se hizo presente.

— No.... A usted le gusta Matthew, no yo.

— Aunque no lo aceptes Taerae — alzó nuevamente el mentón del menor — me gustas.

Se acercó lentamente al pelicastaño y junto sus labios con los del más bajo, fundiéndose en un tierno beso.

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Solo diré que habrán algunos extras en la historia!

¿Me enamore de mi cupido? (Rirae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora