« 06 - ¿Loco? »

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- Entonces - dijo el rubio mientras tomaba un sorbo de su bebida - ¿Los cupidos no comen?

- Ya le acabo de decir que si lo hacemos, solo que no comida humana - explico nuevamente el peligris mientras soltaba un gran suspiro.

- Por eso, no comen - siguió insistiendo.

- ¡Qué si comemos! - le grito - Hyung, desde que me pidió que le expliqué todo esto de ser cupido, lo único que eh avanzado es decirle que nosostros si comemos, pero no comida humana.

- Osea que n-

- ¡Hyung! - le reprocho el menor con un puchero.

- Está bien, está bien - se revolvió sus cabellos - ¿Por qué me llamas Hyung?

El pelinegro desvío su vista de la misteriosa caja de fotos movibles hacia Ricky.

- Porque es mayor que yo - respondió con una sonrisa.

- ¿Como estás tan seguro? - levanto una ceja.

- Bueno, usted tiene 18 y yo 17, fácil - explico tranquilamente.

- Si per-

La puerta de su habitación sonó, alarmando al rubio.

- ¡Carajo! - grito en un susurró mientras le lanzaba la primera manta que vio en el piso a Taerae.

- ¡Oiga! - le reclamo el menor.

Ignorando el comentario del cupido, se acercó a la puerta y la abrió, encontrándose con su madre.

- ¿Si? ¿O-ocurre algo mamá? - pregunto tratando de no sonar nervioso.

- Eh, si hijo todo bien, es solo que pasaba por aquí y te escuché hablando solo, ¿Estás bien? - dijo mientras acercaba su mano hacia la frente de su hijo, para comprobar si tenía fiebre o no.

- ¿Solo?.

"Nadie más que usted puede verme"

Se dió un golpe mental por olvidar eso, ¿Cómo lo pudo olvidar si se lo dijo en la escuela hace unas horas?

- B-bueno, si estoy bien, solo hablo con... con.. mi amigo imaginario, ¡Si eso! - chasquea sus dedos - ¡Mi amigo imaginario!

- ¿Amigo imaginario? - pregunto su madre confundida - no crees que ya estás muy grande para eso, Ricky.

- ¡Nunca se es muy grande para tener un amigo imaginario! - cerró la puerta.

Se recostó sobre la puerta y alzó la vista para ver a su cupido, pero...

- ¿Qué estás haciendo? - pregunto con el ceño fruncido.

- Ví esto en la caja mágica y quise intentarlo - respondió sonriente.

El rubio asintió sin dejar de lado su expresión de confusión.

Ver a un cupido de espaldas como la chica del exorcista no es algo que se ve a diario.

- Sabes, creo que de ahora en adelante te prohibire la televisión, ¿Okey?

¿Me enamore de mi cupido? (Rirae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora