« 26 - Fin »

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Los días estaban pasando muy lentos desde la perspectiva de Taerae, quien se encontraba ansioso por saber cuál sería el último veredicto de sus superiores. Las últimas horas del lapso establecido estaban por acabar, y el castaño no podía hacer nada más que morderse los labios por lo nervioso que se encontraba.

Se encontraba nuevamente en aquel lugar donde se dió el juicio, a su lado estaba un Hanbin que estaba igual de preocupado que el, y Zhang Hao, este último tenía el aura bastante relajada. Todas sus acciones fueron detenidas al ver a los superiores entrar a la sala, igual que la última vez, con una expresión sería en sus rostros que solo aumentaban los nervios del pequeño cupido.

- Ya tenemos nuestra decisión final - hablo uno de los cupidos mientras se sentaba en una de las sillas del juzgado.

Taerae sentía su corazón latir a tal velocidad que parecía que su corazón se saldría en cualquier momento de su pecho. Las ansias de saber que fue lo que decidieron sus superiores lo estaban matando.

- Kim Taerae, junto a los demás cupidos de esta corte, hemos decidido - hizo el típico momento de suspenso, tanto Hanbin, Hao y Taerae maldijeron aquello mentalmente - que se cumplira con la sentencia requerida ante la infracción que cometiste. Te desterramos al mundo humano.

El pelicastaño dejo de respirar por escasos segundos, ¿Acaso de verdad lo iban a enviar al mundo humano por enamorarse de Ricky?

Lo peor de todo es que lo mandarán muy lejos del rubio, aparte de que todos sus recuerdos serán borrados, no podra recordar nada respecto al mundo de los cupidos, se olvidaría de Hanbin, Yujin y lo más importante, también olvidaría a Ricky.

- Pero, con la diferencia de que tus recuerdos seguirán intactos - dijo nuevamente uno de los superiores.

Taerae lo miro con los ojos llorosos, ¿Había escuchado bien?

¿Lo mandarían al mundo humano con sus recuerdos intactos?

- ¿D-de verdad? - pregunto el castaño con un hilo de voz.

- Si, vimos algo que nos hizo cambiar de opinión respecto a la decisión - dijo con una sonrisa para luego chasquear sus dedos.

Al momento de hacerlo, algo parecido a un portal se abrió, y en esta pudo ver a Shen.

- Ricky... - susurro el menor con una pequeña sonrisa.

Cómo lo extrañaba, pues fueron cuatro largos días sin ver a su Hyung.

En aquel lado se mostraba a un Ricky destrozado, llorando mientras sostenía un cuaderno en su mano, y Taerae reconoció aquel objeto inmediatamente.

- T-taerae... Yo también te amo Rae... - sollozó - vuelve Raerae.

Aquellas palabras hicieron un alboroto en el interior del pelicastaño.

Ricky Hyung... ¿También me ama?

Sus mejillas no tardaron en calentarse y una sonrisa surco sus labios, sin darse cuenta, las lágrimas acumuladas en sus ojos estaban bajando por sus mejillas.

Nuevamente chasqueron los dedos y el portal se cerró.

- Kim Taerae, cupido primerizo; te sentenciamos a una vida humana al lado de Shen Ricky, a partir de hoy tendrás que acostumbrarte a tener vida común y corriente. Agregando que todos tus recuerdos sobre este mundo seguirán intactos.

.

.

.

Ricky se encontraba en su habitación, tirado en la cama, tal cual desde que Taerae se fue.

No tenía ganas de nada, apenas y comía, cosa que preocupó mucho a sus padres. Pero por más que ellos insistieran, el pelirubio no se dignaba a decirles nada.

Abrió el cuaderno, y comenzó a leerlo, ya se encontraba por la mitad de este, le sorprendió en cierto grado que Taerae lo haya rellenado de muchas cosas en tan pocos días.

Pero su lectura fue interrumpida por el sonido de la puerta de la casa siendo tocada.

A duras penas se levantó, no le importaba que sus ojos estén completamente rojos de tanto llorar o las ojeras bajo estos, no tampoco lo pálido que se veía. No estaba de ánimos para arreglarse; simplemente quería saber quién era aquella persona que lo interrumpía de su llanto mañanero.

Soltó un pequeño gruñido al abrir la puerta, pero antes de que dijera palabra alguna, algo, o más bien alguien, se lanzó hacia él.

- ¡Hyung! - conocía esa voz a la perfección.

Se separó un poco y tomo el rostro del menor entre sus manos, al verlo con aquella sonrisa que tanto le encantaba, no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran.

- T-taerae... - murmuró el rubio mientras acariciaba el rostro del cupido.

Queria comprobar que era real y no una ilusión.

- Hyung... yo lo - fue interrumpido por el repentino beso del mayor.

No se pudo contener, claro que no. Ver a Taerae de nuevo después de pensar que nunca más lo volvería a ver, no pudo evitar no querer probar nuevamente los labios del castaño.

Pero aquel cálido y fogoso beso fue interrumpido por un pequeño carraspeó, ambos se separaron, un Taerae completamente y un Ricky muy aturdido.

¿Quien se atrevía a interrumpir su momento tan especial?

- Lamento la interrupción pero es momento de irme, solo vine a dejar a Taerae - dijo el pelinegro con una pequeña sonrisa - te extrañaré Rae.

- Yo también lo extrañaré Hanbin Hyung - dijo y se acercó a el para abrazarlo, teniendo en cuenta que sería la última vez que lo vería - cuide mucho a Yunnie.

- Claro que lo haré - afirmó y se separó del abrazo para ver al rubio presente, quien veía la escena con cierto recelo - cuídalo muy bien, Shen Ricky.

- Claro que lo haré - dijo mientras veía a Taerae con una sonrisa.

Hanbin se despidió por última vez y dejo a la pareja sola.

- Hyung, lamento no haberle contado nada, pero no quería que se preocupara y...

- Taerae - interrumpió el mayor, haciendo que el menor lo mirase - Te amo.

Esas palabras fueron suficientes para hacer acelerar el corazón del castaño, quien sin resistirse se lanzó al rubio y lo besó.

- También lo amo, Ricky Hyung...

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El fin. Gracias a todos por apoyar está historia! Aún faltan los extras, no se preocupen jdks, la nueva Adaptación Rirae se publicará en uno de estos días, espero les guste también!! ꒰⁠⑅⁠ᵕ⁠༚⁠ᵕ⁠꒱⁠˖⁠♡

¿Me enamore de mi cupido? (Rirae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora