Capítulo 34: Un Rey desterrado.

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El primogénito de Satán está sentado en un extraño e imponente trono de obsidiana, el cual tiene en la parte superior una especie de cráneo con la forma de un dragón, un trono que pertenecía a su padre, siendo ahora suyo. Ya había terminado la reunión con sus hermanos, donde se distribuyeron los territorios del infierno, convirtiéndose los doce hijos del Diablo en los actuales doce reyes demonios, cada uno recibió una ubicación de la cual tendría que encargarse de gestionar por su cuenta, para luego dar reportes cada vez que se reúnan. Aunque sea extraño nuestro protagonista se quedó con el terreno más pequeño, el propio corazón del infierno, ubicado en las profundidades del mismo, lugar donde nació y gobernaban Satán y Lilith, pero también es el lugar en donde se encuentran los demonios más poderosos del infierno, además de los más leales al Diablo, por lo que debe encargarse de ellos, algo que él mismo se impuso.

Ai: Astaroth-sama... ¿Qué es lo que lo molesta? –Mencionó con un tono respetuoso, mientras se manifiesta de las sombras a un lado derecho del trono-

Astaroth: Gran parte de los demonios más cercanos a mi padre no aceptaron nuestra asunción al trono... por lo que estoy seguro que intentarán despertar a Thaemine –dijo con un tono indiferente mientras que con una mirada apagada ve el centro de la sala del trono, ya que percibió algo-

Ai: Thaemine... el comandante de la oscuridad... comprendo su preocupación Astaroth-sama, pero recuerde que él solo responde a Satán, estoy segura que esos demonios también deben de saber que liberarlo es algo que no desearan afrontar por más que usted y sus hermanos sean los actuales monarcas- explicó con su típico tono neutro, mientras ve como su rey se recuesta en su trono, comprendiendo que sus palabras apaciguaron las dudas de su maestro por el momento-

Astaroth: Gracias por tus servicios Ai, pero ya puedes retirarte... aguarda hasta que nuevamente te llame –mencionó con un tono desinteresado, pero la demonio pudo percibir el mensaje en las palabras de su señor, obedeciendo y desapareciendo de la sala-

???: Tu maestra y sirviente es alguien muy leal, me alegra ver que al menos tienes a alguien que cuide de tus espaldas hermano mayor Astaroth –se escuchó una voz femenina por toda la sala, para que acto seguido una extraña niebla azul oscuro, similar al tono de las llamas de nuestro protagonista, empezó a cubrir el suelo-

Astaroth: ¿Por qué sigues aquí?, Aradia –dijo con aburrimiento mientras se levanta de su trono, para acto seguido presenciar como la niebla empezó a tomar la forma de su hermana menor hasta que esta se materializó, dejando ver que la mencionada es una copia femenina del Rey de la destrucción, estando a escasos pasos uno del otro-

Astaroth: ¿Por qué sigues aquí?, Aradia –dijo con aburrimiento mientras se levanta de su trono, para acto seguido presenciar como la niebla empezó a tomar la forma de su hermana menor hasta que esta se materializó, dejando ver que la mencionada es...

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Aradia: Solo quería ver qué es lo que tramabas... pero nunca pensé que llegarías a plantearte enfrentarte a Thaemine... tuve que sospecharlo cuando solicitaste este territorio... los demás también se preocuparán –mencionó con un tono decaído, el cual no era acorde con la sonrisa en su rostro, pero es algo que no puede evitar, ya que también padeció de un entrenamiento por parte de su madre para no mostrar debilidad, aunque este no puede compararse con las torturas que padeció Astaroth a su corta edad-

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