(010). Lamina y un pequeño choque de botellas

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| Lamina and a little bottle clash | capitulo diez |

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Lamina and a little bottle clash | capitulo diez |

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Cornelia observó con aburrimiento cómo Tanner y Coral discutían sobre quién debería entrar por la pequeña abertura y sacar a los tributos del Distrito Doce de su escondite.

—Oye, leñador, métete ahí y sácala —decidió finalmente Coral.

Tresh negó con la cabeza. —No meteré la cabeza ahí, podría estar esperando con un ladrillo.

Coral suspiró derrotada y se alejó de la puerta murmurando sobre reclutar a alguien más. Lo más probable es que fuera el niño del Distrito Cuatro, Mizzen, quien no se había unido al grupo durante los primeros minutos de los juegos.

La pantalla cambió de enfoque, mostrando diferentes lugares de la arena. Wovey, la niña del Distrito Diez, caminaba perdida frente a las puertas en los túneles, mientras que Ash Reaper del Distrito Once ayudaba a su compañera de distrito a moverse por la arena.

Lucretius se volvió hacia las cámaras y el público presente en la habitación.

—Para los niños presentes, eso fue violento, terrorífico y asqueroso —dijo, llevándose la mano al pecho con fingida lástima. De repente, hizo otro truco de magia, haciendo aparecer un pañuelo entre el dedo índice y pulgar y llevándolo a su cara para secar sus lágrimas de cocodrilo—. Sra. Phipps, por favor, si va a vomitar, hágalo fuera de cámara.

Recomponiéndose, Lucretius comenzó a informar sobre el número de tributos. — ¡Quedan 13 tributos! Reaper todavía está en juego, mientras que Coral y su grupo planean algo. Seis tributos murieron en minutos, si seguimos así, saldremos pronto.

Ante eso, Cornelia no hizo más que jugar con las hilachas de su abrigo y mirar de reojo a Coriolanus. El lugar se redujo a una ventanita en la esquina de la pantalla cuando apareció Loco para dar más información sobre los distritos y añadir un informe meteorológico de propina.

Lamina del Distrito Siete escaló por los pilares en los que tenían colgado a Marcus y se acercó lentamente a él. La chica revisó si el chico aún seguía con vida, y para desgracia de todos, así fue. Marcus suplicó para acabar con su miseria, y Lamina escuchó su petición. Blandió su hacha hacia su garganta, causando gritos y haciendo que Cornelia llevara su mano hacia los ojos. Lamina logró cortar sus sujeciones lo suficiente como para enviarlo al suelo.

Las donaciones hacia la chica comenzaron a aumentar, y Lucretius aplaudió.

—"¿Por misericordia o asesinato?" —preguntó a nadie en particular antes de encogerse de hombros—. Como sea, eso es lo que pasa cuando haces cosas, obtienes atención. Ciudadanos, ¡dinero! Una vez que llega ese dinero, el mentor puede decidir si enviar comida o agua, o los nuevos drones reprogramados con reconocimiento facial, lo que asegura que el paquete vaya directamente a su tributo. ¿No es verdad, Pup Harrington? —preguntó el hombre acercando su micrófono al mentor de la chica —. Presiento que Pup aprovechará su oportunidad.

SNOW ON THE BEACH,, Lucy Gray BairdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora