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|Crazy Lucretius Flickerman | capitulo cuatro |
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Cornelia se encontraba en una situación de completa vulnerabilidad, rodeada por rostros que llenaban cada hueco entre las barras. Sin embargo, lo que realmente la atemorizaba eran las parejas de cámaras ubicadas en cada extremo, fijas en su posición. Eran los ojos inquisitivos de Capitol News que la acechaban.
No podía apartar de su mente la imagen de su hermano viéndola desde la televisión, con horror reflejado en sus ojos.
— ¡Uh! ¡Auch! — se escuchó una voz desde la distancia. — Les voy a dar tiempo para que se recuperen de esta entrada. ¡Soy Lucretius Flickerman! No necesito presentación, me conocen como ¡Su meteorólogo y nuevo aficionado! — El hombre lanzó una moneda hacia atrás y continuó — Pero adivinen por qué vine hoy, una pista ¡Así es el zoológico del Capitolio! Los tributos se presentarán aquí este año.
— ¡Muy bien! Los veinticuatro en su totalida- — El hombre se detuvo abruptamente al ver a Cornelia, una de las estudiantes de la academia, dentro de la jaula del Zoológico. — Por todos los cielos de Panem. ¿Ben, ese es el rojo de la academia? ¿No? ¡Disculpe! ¡Hola señorita! ¡Sí, usted, la de rojo! ¿Quién es usted? ¿Por qué está ahí con ellos? ¡Estamos en vivo!
El hombre hizo un gesto hacia la cámara y extendió su micrófono.
Cornelia sentía que podría hiperventilar, comenzó a negar con la cabeza y a tartamudear, cuando Lucy Gray Baird la tomó firmemente del bíceps y le susurró al oído.
— Tú puedes — dijo firmemente.
Cornelia suspiró, recuperando su confianza habitual, y le sonrió a Lucy. — Lucy Gray Baird, te presento a mis vecinos — Cornelia tomó la rosa blanca de la mano de Lucy y la colocó en su cabello. Extendió su mano y Lucy Gray la tomó con una gran sonrisa, luego caminaron hacia las cámaras y Lucretius.
— Hola, mi nombre es Cornelia Snow — se presentó Cornelia ante los niños, mientras Lucy ofrecía a los espectadores una amplia sonrisa. — Y ella es Lucy Gray Baird del Distrito Doce.
Lucy se agachó a la altura de los niños y sonrió aún más. — Hola a todos. ¿Cómo te llamas? —preguntó con amabilidad.
— Me llamo Poncio —contestó uno de los niños.
— Gusto en conocerte. ¿Ella es tu hermana? —Lucy asintió con la cabeza hacia la pequeña niña.
— Esa es Venus —dijo Poncio. — Ella solo tiene cuatro años.
— Los cuatro años son de lo mejor que viví —respondió Lucy con una sonrisa cálida
— ¿De dónde sacaste esa serpiente? —preguntó Venus con curiosidad.
