Susto de medianoche

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Escasas horas después de haberse dormido, Claire se despertó por las patadas y los golpes que Maisie le daba mientras dormía. No se sorprendió porque era algo habitual en ella y en parte ya se había acostumbrado pero aquella noche, se planteó despertarla para ver si todo iba bien.

- Me encuentro mal...
Se quejó agobiada

- Qué te notas??

- Me duele el cuerpo y la cabeza y la tripa...

Claire un tanto preocupada por lo que le estaba diciendo y por lo valiente que estaba, encendió la lamparita de la mesilla para buscar el termómetro y salir de dudas. Solo le faltaba después del día que había tenido, tener a la niña con la gripe durante las próximas semanas para terminar de rematar el marrón que tenía. Se levantó de la cama con frío y sin ver mucho a su alrededor y de uno de los cajones que tenía por ahí, sacó una cajita donde estaba el termómetro para ponérselo a Maisie cuanto antes.

- No te muevas, vale?

- Vale...
Respondió con una vocecita

Maisie se quedó inmóvil en la posición que estaba durante los treinta segundos que tardaba el aparato en dar la temperatura. Se aguantaba el brazo con la otra mano para que no se le moviera y mientras hacía la cuenta atrás observaba cómo su madre buscaba el jarabe para bajarle la temperatura.

- Mamá ya ha pitado
La avisó para que fuera a ver lo que daba

- A ver...
Dijo poniendo la mano dentro de su camiseta para quitarlo

- Mhm...
Empezó a decir

- No tienes mucha fiebre
Dijo dándole un beso

- Mañana ya estarás bien!

- Pero me duele mucho la tripa
Se quejaba rebozándose por las sábanas

- Que has comido mi vida?
Le preguntó para ver si podía estar relacionado

- Karen me ha dado sopa...

- Pero has merendado creps y muchos dulces, no?

- Si...
Dijo triste

- Tal vez sea eso, te duele mucho?

- Si
Asintió llorando

Claire le tapó de nuevo para que no cogiera frío y luego la abrazó con mucho amor para arroparla en sus brazos y calmarle el disgusto. Lo que nunca le habían dicho de ser madre era que, a parte de ser lo mejor que alguien podía experimentar, era un trabajo de veinticuatro horas todos los días y que no todos eran buenos. Muchas veces tenían que lidiar con situaciones desesperantes cuando Maisie cogía rabietas, otras veces con situaciones de estrés al no encontrar los mejores productos para su hija, y muchas también de importancia cuando veían a su hija llorar y no sabían cómo calmarla.

Aquella noche no sólo lo pasó mal por todo lo que había pasado con Owen, sino que terminó llorando por toda la frustración que tenía acumulada. Sentía que no podía ayudar a nadie y que solo empeoraba las situaciones con su presencia. En parte se sentía culpable del malestar de Maisie por no haber pasado el día con ella y no haber podido controlar lo que comía y por la otra banda, se sentía la peor persona del mundo por no haber pasado la noche en el hospital haciéndole compañía a Owen.

Cuando Claire sintió las manos de su hija rodear su cuello unas lágrimas se le desvanecieron por las mejillas pero no se pudo permitir estar mal, no podía fallarle otra vez a Maisie y tenía que estar en su plena facultad mental para poder ayudarla en cuanto lo necesitara, pero para su desgracia, estaba tan cansada y deshinchada, que se quedó dormida en la posición en la que estaba.

No daba a basto, no tenía más energía en el cuerpo y Maisie tenía que comprenderlo. Llevaba un mes desviviéndose en cuerpo y alma superando obstáculos cada día y gran parte de las noches se las pasaba en vela en la habitación de Maisie clamándola de sus miedos o adelantando el trabajo que no había podido hacer durante el día.
El Siro golpe de aquella mañana cuando se enteró de que Owen estaba ingresado, no lo terminó de encajar bien y fue el detonante del mal estado en el que se encontraba esa noche.

Maisie por suerte no estuvo mucho más rato despierta porque el dolor de tripa, igual que el de cabeza, no eran más que nervios y miedo por que a Owen le pasara algo grave, de echo Claire estaba igual que ella solo que no lo verbalizó.
Terminó de cerrar el espacio que había entre las dos y colocándose sobre su madre en la misma posición de siempre, se acomodó para quedarse dormida hasta la mañana siguiente.

Nuevo amor, Nueva familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora