9. Caníbal no aprueba los pensamientos suicidas

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– ¿Quién es? – la reina roja se alejó del dragón y su jinete, provocando aún más nerviosismo en el joven Skroll

– Solamente yo, miedoso – Vittani salió de la nada, sentándose con su dragona de la misma forma en la que Sky llevaba sentado bastante tiempo

– ¿Qué haces aquí? Pensé que yo era la única que no le caía bien a su compañera de cuarto – Le extendió un paquete de dulces a Sky, que lo rechazó al instante, a diferencia de su dragón, que acercó su hocico a la bolsa y tomo todo lo que alcanzó

– Por lo menos tengo con quien compartir – la risa de su acompañante hizo que la tranquilidad lo invadiera, no podía explicarlo pero sentía que cada vez que Vittani estaba cerca todo estaría bien, como si todo fuera un poquito menos malo con ella cerca

– Regresemos a mi pregunta – La pelirroja comenzaba a impacientarse, a diferencia de Sky a ella le inquietaba la seguridad que sentía con él, como si ya hubiera leído esa historia y conociera su doloroso final

– No me sentía bien, no quería preocupar a los gemelos – Vittani extendió un dulce en dirección al dragón

– ¿Es por Dakaria verdad? – Sky no habría admitido eso frente a alguien más, no habría tomado algunos dulces cuando Vittani volvió a ofrecerlos y mucho menos habría tenido ganas de explicarse a sí mismo con cualquier otra persona, pero algo en él lo llevó a confiar en ella, como un hilo invisible tirando de él para llegar a ella

– Fue a mi habitación, dijo que quería disculparse, pero mi hermano llego y ni siquiera esperó a pedirme perdón para irse con él – Vittani resopló, como si se riera, sacando una gaseosa pequeña del bolsillo de su sudadera

– Sospecho que no es la primera vez que lo hace – extendió la gaseosa en dirección a su compañero

– Sospecho que eso no es nuevo – detestaba las gaseosas viejas, sobre todo si el gas se había acabado

– Recién lo saque de la máquina expendedora, no seas llorón – Sky rodó los ojos antes de tomar un trago de la gaseosa de naranja, era su favorita

– No es la primera vez que lo hace, pero es la primera vez que lo hace directamente en mi cara – Caníbal gruño

– Creo que estoy pensado lo mismo que él – el chico de cabello negro levanto una ceja en su dirección – no puedo creer que creo compartir pensamientos con un dragón, tal vez si estoy quedando loca – Sky sonrió con algo de tristeza mientras Caníbal empujaba su mano con su cabeza en busca de atención

– ¿Crees que sea verdad? – Vittani dejó de masticar el caramelo de sandía para observar a su acompañante con extrañeza

– Te contesto cuando te expliques – Sky cruzó las piernas, dejando que su dragón apoyara la cabeza en ellas

– Hay una leyenda, que dice que los dragones ancestrales solo eligen nuevos jinetes cuando encuentran las almas de los anteriores – Vittani recordaba esa historia, su hermana solía contarsela antes de dormir cuando la visitaba

– No – la reina roja tiró de su cabello, haciendo que se quejara – Ey, no te hice nada – Niflheim pareció rebuznar, ignorando a su jinete y volviendo a recostarse por Caníbal

– Tal vez esté diciendo que sí es cierto – ambos dragones levantaron la cabeza, alerta, al escuchar pasos de alguien más

Sus jinetes corrieron a esconderse detrás de las imponentes bestias, rezando para que no fuera un profesor

– si es mi papá estamos muertos – susurro Sky, oculto detrás de los dragones junto a Vittani

– ¿Sky? – la voz de Silvan calmó bastante a su sobrino, pero supuso que si veía a Vittani los dos tendrían problemas

Sky tomó el brazo de su compañera para acercarla a sí mismo, pateando ligeramente la cola de Caníbal para que no se tropezara con ella

– Yo lo distraigo mientras tu sales – antes de que la chica pudiera quejarse, su amigo la empujó a la puerta trasera del establo y salió de su escondite

– No estoy – el lado bueno era que Silvan no iba a enojarse, al menos no con él, si sabía que él estaba ahí era porque su madre lo había enviado, o al menos eso esperaba

– ¿Qué haces despierto? ¿Pasó algo? – no quería volver a tener esa conversación, sentía cada vez más náuseas con cada mención de lo que pasó. Consiguió hacer que su tío le diera la espalda a Vittani, dándole aún más posibilidades de escapar cuando el gigantesco cuerpo de Caníbal rodeo a ambos jinetes por suficiente tiempo antes de quedar detrás de Sky

– No paso nada, quería estar solo – Caníbal lo empujo con su cabeza por la mentira, su jinete estaba cada vez más seguro de que en algún momento hablaría solo para contradecirlo en todo

– Sky... – miró con cautela a la puerta de atrás, justo cuando Vittani había conseguido irse

Supuso que sería la única oportunidad de hablar que tendría, no quiso acumular enojo para terminar explotando en el momento equivocado

– de todos modos mi mamá ya te dijo que paso, Dakaria es una mala opción de amistad y Chester un hermano de mierda, que mal por mi y mi mala suerte – hablar sobre sus problemas con su hermano o su amiga le ponían de mal humor, sobre todo si ambos problemas se entrelazaban

Trató de rodear a Silvan para irse, esperando que eso le bastará a ambos como desahogo, pero su tío tomó su brazo con cuidado antes de que se fuera para detenerlo

– Sky, no puedes simplemente culparte por eso, no tiene nada que ver contigo, o tu suerte, no puedes echarte la culpa de que no sean tan buenas personas – abrazó a Silvan con fuerza, deseando que fuera su padre quien estaba lo consolando mientras sus grandes ojos verdes se inundaban en lágrimas, deseaba que su padre demostrara que sí le importaba, que le asegurará que no todo era sobre Chester

Sintió la cabeza de Caníbal en su espalda, empujándolo para comprobar que estaba bien

– Es mi culpa que Chester sea mejor que yo, creo que ya ni siquiera lo intento porque sé que él va a hacerlo mejor, a mi padre no le importo porque soy patético y Dakaria solo me tiene lástima, todo es mi culpa, eres un mentiroso – Silvan lo abrazó con más fuerza, viendo como el dragón de su sobrino frotaba su nariz en su espalda, como si tratara de consolarlo

– Si tan malo eres, ¿no crees que Caníbal habría elegido otro jinete? – Sky secó sus mejillas con la manga de su suéter, sin conseguir mucho en realidad, antes de contestarle

– Estoy seguro de que es por la historia que me contaste – acarició la cabeza de Caníbal, sin apartar la suya del pecho de Silvan, aún fingía que era su padre, no quería arruinar esa idea todavía, como cuando no despiertas para que un buen sueño dure más, pero era solo eso, un sueño

– Regresamos a mi punto, si tu alma es la de su último jinete, no eres patético, al menos no tanto como crees – Caníbal tomó su sudadera entre sus grandes dientes y tiró de ella hasta que chocó contra sí mismo

– ¿Qué tienes en mi contra ahora? – el dragón bajo su nariz a las manos del chico, que había empuñado inconscientemente y parecía estar lastimando, pues sus nudillos estaban blancos y clavaba sus cortas uñas en sus palmas, las pequeñas heridas en ellas daban a entender que no era la primera vez

– Según lo que parece, creo que Caníbal no está muy de acuerdo con la autodestrucción – Silvan extendió la mano en dirección a su sobrino, volviendo a abrazarlo cuando pudo levantarse – y yo no estoy muy de acuerdo con que sigas fuera de la cama, vamos, tienes que dormir – Sky se despidió de Caníbal con la mano antes de seguir a su tío por el mismo camino por el que llegó, rezando silenciosamente no encontrarse a su padre

Los reyes de los Dragones y la Piedra EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora