5. Una bestia indomable

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Vittani y los gemelos se llevaban bien, y Sky se sentía más cómodo de lo que pensó en un principio con ellos, nunca se había sentido así. En su antigua escuela, era simplemente la sombra que seguía a Dakaria donde fuera, y la mayoría solo se le acercaba por su amiga o para tratar de acercarse a sus hermanos

Pero eso ya no era así, ellos solo quisieron acercarse porque sí

Habían llamado a todos los alumnos para la bienvenida formal de los de primer año antes de la cena, y Sky no podía dejar de retorcerse los dedos

– Espero no tengamos que ir muy presentables a la cena, creo que no lave mi única sudadera buena antes de venir – dijo Nevan, cargando a Vittani en su espalda

– Eso es desagradable – dijo la única chica en el pequeño pero simpático grupo

– Pues, gran parte de mi ropa es grande para mí, yo te salvo – murmuró Sky

– Ni se te ocurra Sky, desde ahora, como regla de la habitación establezco que está terminalmente prohibido prestarle ropa al cerdo este cuando no lave la suya, porque no va a aprender nunca así – Decreto Milo, escuchando la escandalosa risa de la pelirroja en la espalda de su hermano

El jardín de la academia era majestuoso, lleno de bellísima vegetación y árboles tan altos que apenas se veían sus copas

Todavía llegaban autos dejando estudiantes, que bajaban con sus maletas y se despedían a toda velocidad

Sky sabía que la bienvenida no empezaría hasta una hora después, porque su tío siempre le contaba que llamaban a los estudiantes con mucha antelación para asegurarse de que cualquiera que intente llegar tarde, termine llegando a horario

– ¡Sky! – el pelinegro se giró hacía su hermano mayor, que se acercaba con la energía de casanova que lo rodeaba cada vez que llegaba a la academia. No pudo evitar enrojecer al ver a los amigos de Chester reírse mientras lo miraban de reojo

– ¿Qué pasa? –

– Papá dijo que sería mejor que los vigilara a ti y a Daka, no quiere que hagas tonterías, vamos – su hermano comenzó a caminar en dirección a sus amigos, donde estaba Dakaria, viéndose mayor de lo que en realidad era. Se había soltado el pelo y el equipo deportivo que se había puesto para el viaje lo había intercambiado por una falda y una camiseta que ni siquiera sabía que tenía, ella parecía integrarse bien al grupo

– Creo que me quedo con mis amigos – le dijo a su hermano, apretando los puños en sus bolsillos lo suficiente como para que sus cortas uñas se clavaran en sus palmas

– ¿Qué te acabo de decir? – trago grueso

– No va a ser difícil que me veas, estoy con una pelirroja y dos chicos con rizos y un metro ochenta de altura – y se fue.

– ¿Dónde estabas? – preguntó Milo cuando vio llegar su compañero, mientras Nevan corría por todo el patio con Vittani gritando en su espalda

– Mi hermano quería hablar conmigo, pero no era nada muy importante – ambos se sentaron en una de las bancas del jardín mientras sus amigos regresaban, con la respiración agitada y tirados en el pasto por el cansancio

– Les dije que no corrieran – Nevan comenzó a quejarse, echándole la culpa a Vittani mientras ella hacía lo mismo con él

– ¡Sky! – los cuatro se giraron al dueño de aquella voz, y para cuando se dieron cuenta, Sky ya estaba a su lado

El joven Skroll siempre se alegraba de ver a su tío, sobre todo cuando se sentía muy nervioso, Silvan le devolvía la poca seguridad que tenía.

– ¿Ya tienes tu habitación? – su sobrino asintió con la cabeza, señalando al pequeño grupo con el que estaba antes, donde Milo trataba de hacer que su hermano y Vittani se callaran

Los reyes de los Dragones y la Piedra EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora