Capítulo Veintinueve

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Sábado 8 de Abril de 2023
Morelia, México.
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¿Había algo peor que menstruar en un día de inmenso calor? Sí, ver que tu familia te trate como si fueras invisible pero al mismo tiempo ser la comidilla de todos.

Me hundo más en la tumbona en la cual me encontraba recostada ahora mismo. Mi familia paterna había organizado una carne asada familiar en una de las casas veraniegas de mis tíos, la cual tenía una piscina que ahora mismo estaba ocupada por la mayoría de mis primos.

La música regional mexicana se escucha por todo el lugar, mientras la mayoría de mis familiares tomaban alcohol como si no fueran a tomar en los próximos meses.

Yo por mi parte solo quería que la tierra me tragara y me escupiera en un lugar en donde nadie me conociera.

Veo como mis primos más chicos empiezan a pelear en medio de la alberca y a ningún adulto hacer nada por separarlos. Yo no me iba a meter, no era mi problema.

Reviso el reloj de mi celular, apenas serían las seis de la tarde y estaba aburrida horriblemente. Mis primos mas pequeños me evitaban como si yo fuera a morderlos, los más grandes me ignoraban de igual forma y los demás adultos me veían como si fuera aún una mocosa adolescente.

Le había prometido a mis papás que aguantaría lo más posible, pero ya no quería estar aquí. Tomé las pocas cosas que había traído y me dirigí hasta donde mis papás estaban.

Ya me voy–. Dije en voz baja. Mi mamá hizo un gesto de comprensión.

A cabrón... ¿A dónde tan pronto?– Comentó mi papá en voz más alta de lo que me gustaría. Un par de miradas se posaron en mi.

Pues a la casa, ni modo que a donde...

No, ya espérate aquí. Ahorita nos vamos Melissa–. Vuelve a comentar mi papá.

Ese 'ahorita nos vamos' sonaba a 'nos vamos a ir hasta las tres de la mañana y a pie porque nadie podrá conducir el carro de lo tomados que estaremos'. Conocía a mi familia, no era la primera ni la última vez que pasaría.

¿Qué pasó mija? Ya tan pronto te quieres ir–. Se metió a la conversación una de mis tías. Ahora ya no era invisible al parecer.

Si tía Itzel, no me estoy sintiendo bien–. Y eso no era mentira, los cólicos menstruales no eran mis mejores amigos ahora mismo.

Mi mamá puso las llaves del carro en mis manos disimuladamente.

Vete y llévate el carro, pero en la noche vienes por nosotros.

Yo no había tomado alcohol, así que no habría muchos problemas por eso. No importa que tuviera que cuidar borrachos más tarde, con tal de salir de aquí.

Trato–. Tomé las llaves, me despedí de los demás y me fuí.

El camino a casa se sintió como un respiro de aire fresco. Se sentía muy bien estar yo sola por un rato. Así se debían sentir las vacaciones.

El mes de marzo se había sentido interminable para mí, desde los exámenes parciales y los pequeños problemas que tenía en la escuela, hasta todo lo que había pasado con Max y como ahora había gente muy interesada en mi vida personal.

Había vivido un sube y baja de emociones en estos días, y había deseado con toda mi alma tener unas vacaciones tranquilas en donde pudiera olvidarme de muchas cosas. Lastimosamente, también tenía que encargarme de que futuros eventos salieran bien.

Pero no me voy a adelantar, aún.

En cuanto llego a mi casa me tiro a mi cama sin planes de levantarme en un par de horas. Me sentía muy mal, y en parte lo era por mi periodo, pero también era consciente de que me sentía algo más triste de lo normal. Abril era un mes muy difícil de sobrellevar y no me sentía muy lista para hacerlo.

Daylight | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora