Aturdido, Tony cortó la comunicación y el teléfono cayó de sus dedos temblorosos, repiqueteando contra el suelo de mármol.
Acababa de hablar con Steve después de tanto tiempo... la enormidad de ese simple hecho amenazaba con abrumarlo. Y sin embargo, algo se sentía extraño, fuera de lugar. La voz de Steve sonaba demasiado cercana, demasiado real... considerando que Tony sabía de buena fuente que se hallaba en Wakanda junto a los otros fugitivos.
Confundido, se preguntó si no lo habría imaginado todo. Si el cansancio y la conmoción no le estarían jugando una mala pasada. Quizás su mente desesperada por oír de nuevo esa voz había fabricado la fantasía completa del intercambio telefónico con Steve. No sería la primera alucinación vívida que padecía tras meses de insomnio y angustia continuos.
Abatido, se dejó caer sentado en el frío suelo de mármol, ignorando el dolor del impacto. No era justo... por unos brevísimos minutos, había logrado recuperar la esperanza y certidumbre respecto a su relación con Steve. Había sentido esa fugaz chispa de júbilo ante la posibilidad cierta de reunirse para conversar.
Y ahora, de nuevo la realidad lo abofeteaba recordándole cruelmente que Steve se hallaba a un océano de distancia. Que su voz y presencia hace rato habían dejado de pertenecerle, de ser parte de su mundo. Otra jugarreta más de su mente, burlándose de ese anhelo visceral que parecía negarse a abandonarlo.
Tan ensimismado estaba que no registró los discretos pasos acercándose a sus espaldas. El roce suave en su hombro lo sobresaltó tanto que soltó un grito ahogado, girándose de un salto con el corazón retumbándole en los oídos.
Frente a él se erguía la esbelta figura de Natasha Romanoff, la penumbra del pasillo delineando sus facciones. Tony parpadeó varias veces, preguntándose si no se estaría volviendo definitivamente loco. ¿Qué demonios hacía Nat allí, si se suponía también residía en Wakanda junto a Steve?
—Tony... no deberías estar solo en este estado —murmuró la pelirroja, ayudándolo a incorporarse lentamente—. Mírate, estás temblando, estás...
—Estoy bien, Nat —la interrumpió él con más brusquedad de la pretendida, soltándose de su agarre una vez estuvo nuevamente de pie. Secó disimuladamente el rastro de lágrimas antes de encararla—. Solo salí a caminar para despejarme, eso es todo.
La mirada auto-compasiva de la espía le resultaba insoportable. Detestaba que alguien fuera testigo de ese instante de quietud que él consideraba privado, íntimo. Sobre todo cuando ese alguien era Natasha, quien solía mostrarse tan impenetrable la mayor parte del tiempo.
—Está bien si no quieres hablar de eso, lo entiendo —sonrió ella, alzando las manos en señal de rendición ante la reacción a la defensiva de Tony—. Pero al menos déjame acompañarte hasta tu habitación, ¿sí?
Natasha suspiró con paciencia y lo tomó suavemente del brazo para ayudarlo a incorporarse. Tony se dejó guiar como un autómata, su mente corriendo a toda marcha en un intento por explicarse la surrealista situación.
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Cuando los heroes se quiebran; Stony
FanficIncluso los más grandes héroes tienen puntos débiles. Luego de los sucesos que fracturaron a los Vengadores, Steve y Tony se ven obligados a lidiar con las consecuencias sobre su propia relación. La cercanía de antaño se ve reemplazada por secretos...