fourteen

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Cinco años después

Tony contempló distraídamente el anillo brillando en su dedo anular izquierdo mientras los últimos rayos anaranjados del atardecer teñían el cielo neoyorkino de suaves tonos pastel. Sonrió al rememorar el glorioso fin de semana recién pasado, cuando Steve organizó una escapada sorpresa a las Bahamas para celebrar su quinto aniversario de bodas.

Jamás imaginó ser del tipo romántico empedernido antes de conocer al adorablemente cursi Capitán América como compañero de vida. Pero debía admitir que esos pequeños gestos de Steve para recordarle lo importante que era en su mundo lograban aún acelerar su corazón y erizar su piel luego de cinco años compartidos.

Maldita sea, realmente se había ablandado con los años. Pero no podía evitarlo, no cuando tenía al hombre más noble y leal del planeta revoloteando a su alrededor, mimándolo con desayunos sorpresa en la cama, notas de amor escondidas en sus trajes de Iron Man y escapadas románticas cada vez que su atareada agenda de Vengadores se los permitía.

Y por supuesto, estaba Peter, su precioso niño de rizos castaños y vivaces ojos color avellana, iguales a los suyos. Con tres años recién cumplidos, Peter era la viva imagen de la inocencia, correteando por los pasillos de la Torre Stark con sus pequeños piecitos, siempre seguido muy de cerca por el amoroso padre Steve.

Tony sonrió con ternura al escuchar las familiares carcajadas de Peter acercándose. Instantes después, su hijo irrumpió como un torbellino sobre la terraza, arrojándose a sus brazos.

-¡Papi! ¡Papi! Papá Steve dice que me llevará a ver los patos al parque ¿Puede, papi? ¿Puede?

-Claro que sí, cielo -Tony cubrió de besos el rostro sonrosado de Peter, estrechándolo contra su pecho-. Diviértete mucho con papá.

Steve entró tras ellos, glorioso como siempre en su camiseta blanca ceñida al torso y sus jeans gastados. Tony sintió que el corazón se le derretía al ver el profundo amor en los ojos de su esposo cuando éste contempló la tierna escena entre padre e hijo.

-¿Listo para ver algunos patos, pequeño? -Steve alzó a Peter en brazos, provocándole otra oleada de risas cristalinas al hacerle cosquillas en la pancita-. Vamos, aún hay luz de día para dar un paseo al parque.

-¡Sí, patos! -vociferó el niño, agitando los bracitos con entusiasmo.

Steve se acercó para darle un suave beso en los labios a Tony.

-No nos tardaremos. ¿Estarás bien, amor?

-Diviértanse ustedes. Estaré en el taller, tengo algunas mejoras pendientes en los trajes.

Tony observó a su pequeña familia alejarse entre sonrisas y carcajadas, con el corazón desbordante de amor. Nunca creyó posible alcanzar tanta felicidad, pero al lado de Steve lo imposible se había vuelto realidad.

Cuando los heroes se quiebran; StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora