Tony despertó sobresaltado, con el corazón martilleándole en el pecho. Por un momento se sintió desorientado, sin saber dónde se encontraba. Pestañeó confundido ante la claridad que se filtraba por la ventana, indicio de que ya era de día.
Los recuerdos de la noche anterior regresaron entonces como una avalancha: su insomnio habitual, la figura de Steve entre los árboles, la llamada telefónica, el encuentro con Natasha...
Natasha. Tony se incorporó de un salto, buscándola con la mirada. Pero estaba solo en la habitación. ¿Acaso había imaginado también su presencia? No, los eventos anteriores habían sido demasiado vívidos. Ella había estado allí, cuidándolo con una ternura impropia de la espía.
Restregándose los ojos, Tony trató de poner en orden la maraña de pensamientos en su cabeza. Lo único claro hasta ahora era que efectivamente había contactado a Steve la noche previa. Le había pedido que viniera para conversar, y Steve había accedido sin titubear.
El corazón le retumbó con fuerza ante la posibilidad cierta de verlo nuevamente esa misma tarde. Un cóctel de emociones encontradas se agitaba en su interior: ansiedad, anhelo, temor, esperanza. ¿Estaría Steve ya camino a la base, o habría cambiado de opinión después de colgar?
Incapaz de soportar la incertidumbre, Tony tomó su teléfono para llamarlo. Pero justo en ese instante sonaron unos discretos golpes en la puerta, sobresaltándolo. Contuvo la respiración, el aparato resbalando de sus dedos.
-Tony... Soy Natasha. ¿Puedo pasar?
La voz de la espía al otro lado pareció devolverle la capacidad de respirar. Al menos no la había alucinado tampoco a ella.
-Adelante, está abierto -logró articular, su garganta repentinamente seca.
Natasha asomó con cautela y le dedicó una sonrisa tranquilizadora. Lucía fresca y descansada, en contraste con la imagen demacrada que Tony suponía tendría él mismo después de la noche en vela.
-Hey... veo que despertaste. Te traje algo de desayunar, debes estar hambriento -comentó ella depositando una bandeja sobre la mesa de noche.
Tony miró los alimentos como si fueran algo extraño, su estómago demasiado revuelto aun como para procesar la idea de comer. Pero no quería parecer descortés después de las atenciones de Natasha, así que musitó un escueto "gracias" antes de tomar un sorbo de jugo de naranja.
La espía lo observaba atentamente, como calibrando su estado. Tony carraspeó incómodo bajo ese escrutinio.
-Estoy bien, Nat, en serio. Anoche solo tuve... un mal momento.
Ella asintió con seriedad.
-Lo sé, Tony. Créeme que entiendo cómo te sientes. Pero no puedes seguir así, te vas a enfermar. Tienes que comer bien y tratar de dormir lo necesario.
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Cuando los heroes se quiebran; Stony
FanficIncluso los más grandes héroes tienen puntos débiles. Luego de los sucesos que fracturaron a los Vengadores, Steve y Tony se ven obligados a lidiar con las consecuencias sobre su propia relación. La cercanía de antaño se ve reemplazada por secretos...