A la mañana siguiente, Tony despertó antes que Steve, como solía ocurrirle tras noches intensas de pasión. Contempló embelesado el rostro relajado del soldado aún sumido en el reparador sueño de los saciados. La plácida expresión era todo un contraste con el fiero semblante de la noche previa, cuando irrumpió dispuesto a destrozar a Ross con tal de salvarlo.
Tony sonrió para sí, conmovido y halagado a partes iguales por la reacción protectora de Steve. Sabía bien que bajo esa apariencia formal y modales exquisitos se escondía un alfa posesivo capaz de cualquier cosa con tal de defender a su omega destinado. Y la evidencia más tangible se hallaba justo frente a sus ojos: la marca de unión enrojecida en su cuello, prueba irrefutable de que le pertenecía en cuerpo y alma a ese hombre perfecto durmiendo plácidamente a su lado.
Incapaz de resistir la tentación, se inclinó para rozar sus labios en un beso casto. Steve emitió un leve murmullo y entreabrió los ojos, enfocándolo perezosamente antes de sonreír.
-¿Sabes? Podría acostumbrarme fácilmente a despertar así todos los días -ronroneó con voz somnolienta, atrayendo a Tony sobre su pecho para seguir mimándolo.
Tony se derritió gustoso entre esos brazos poderosos, embriagándose del aroma alfa recién despierto. Adoraba esa faceta tierna y despreocupada que Steve reservaba solo para él, libre de responsabilidades y el peso del mundo sobre sus hombros.
-Yo también podría acostumbrarme a esta vida ociosa, soldado. Pero me temo que hoy no podremos quedarnos todo el día en cama. Tenemos una fiesta que organizar para celebrar nuestra aplastante victoria sobre Ross.
Steve soltó un gruñido de fingida protesta, renuente a abandonar la cómoda burbuja de intimidad. Pero Tony tenía razón: debían festejar apropiadamente con el equipo y comenzar a planear sus próximos pasos ahora que los Acuerdos reformados garantizaban la amnistía.
Así que muy a su pesar se levantaron y se ducharon juntos, entre caricias perezosas y besos lánguidos bajo el agua tibia. Apenas podían despegar las manos del otro, como temiendo que desapareciera tan pronto el contacto se rompiera.
Para cuando estuvieron listos pasaba del mediodía, así que se encaminaron directo al comedor común donde el equipo ya aguardaba entre charlas y risas. Los recibieron con vítores y silbidos picaros, bromeando sobre lo "ocupados" que debieron estar la noche previa tras semejante rescate de película.
Tony saludó a todos efusivamente, especialmente complacido de ver a Rhodey entre los presentes luego de tanto tiempo distanciados. Steve observó conmovido ese reencuentro fraternal, sabiendo lo mucho que Rhodes había cuidado de Tony desde la universidad, su vínculo tan sólido como el de hermanos. Le debía eterna gratitud por mantenerlo cuerdo en su ausencia.
El ambiente distendido y familiar resultó justo el bálsamo necesario tras la tensión de las últimas semanas. Comieron, bebieron y compartieron anécdotas entre carcajadas, disfrutando simplemente de su mutua compañía sin preocupaciones de por medio.
ESTÁS LEYENDO
Cuando los heroes se quiebran; Stony
Fiksi PenggemarIncluso los más grandes héroes tienen puntos débiles. Luego de los sucesos que fracturaron a los Vengadores, Steve y Tony se ven obligados a lidiar con las consecuencias sobre su propia relación. La cercanía de antaño se ve reemplazada por secretos...