HALL ( Infierno )

Capítulo 3

• AMBAR GRACE •
Una semana más tarde

Me han encerrado en una habitación el segundo día que llegue aquí, no he podido salir por el simple echo de que querían que me mantuviera nada más que enfocada en estudiar la historia de los Evans. Me la he aprendido porque nada más que tenía libros, siquiera tengo mis cosas y mi celular.

Los Evans son una generación, Leonardo Evans de él viene la fortuna, era un trabajador de más, su inteligencia hizo que tuviera el poder absoluto, su fortuna pasó a su hijo Alessandro y de él, pasó a Angelo, de Angelo pasará a su hijo, pero para tener el poder absoluto necesita de una dama de mafia.

La puerta se abre dando paso a Corina. Viene con vaqueros cortos, y unos tirantes blancos, lleva unos tacones blancos que hacen juego con su blusa y tiene el pelo rizado. Sus ojos verdes resaltan con el maquillaje que lleva.

- Chica, vine a sacarte de esta cueva - se sienta en la cama.

- Mi madre, si me sacas será para llevarme a verla - asiente.

- Te llevaré a verla pero después de eso debemos ir de compras- me quita un libro - tu prometido vendrá esta noche.

- No me casaré, ni siquiera sabía que había firmado - me pongo en pie.

- Vístete, te espero abajo.

Voy al armario de pared. Con el aburrimiento he ordenado todo en el armario, no he usado todo pues algunos estaban llenos con la ropa de Killyan Evans, es más creo que es su cuarto.

Busco lo más ancho que haya en el armario, finalmente opto por una camiseta negra y unos vaqueros anchos del mismo color, recojo mi pelo en un moño. Podría dejarlo suelto pero no volví a hacerlo desde la muerte de papá. Sería como abrir una herida.

Opto por unas zapatillas cómodas y bajo a toda velocidad por las escaleras.

- Chica, si que tienes un mal gusto - pone cara se asco.

No me importa su comentario, salimos de la mansión, un guardia se acerca y ella levanta la mano.

- Elige un auto - me señala los deportivos.

- No sé mucho de autos.

- Tomaremos el Jaugar - subimos al auto - el favorito de mi hermano es el MCLaren, te servirá saberlo para cuando os caseis.

Ignoro su comentario, miro por la ventana, Roma es de las mejores ciudades de Italia, no podría deciros las demás porque no he salido de Roma.

Miro por la ventana, estamos en un vecindario rico, todos son de alta sociedad, y van muy bien vestidos.

Conforme nos vamos alejando del centro las casas empiezan a empeorar y la pobreza se hace presente. Estacionamos delante de casa, me bajo y busco en la maceta la llave.

Mierda una semana lejos. Subo corriendo, para cuando abro el cuarto de mamá ella no está en su lugar.

- ¡ Mamá! - grito con el corazón acelerado - ¡ Mamá !

Busco por toda la casa pero no la encuentro. Bajo al coche.

- Ve a Hall - le pido una vez que estoy dentro.

Conduce masticando el chicle, antes de que el auto estacione, me bajo a toda velocidad. Gustavo es la única persona que conoce mi casa, la única persona que se atrevería a hacer tal cosa.

Sin llamar a la puerta entro en su despacho, mi puño choca contra el escritorio tan fuerte que este se levanta del susto, por la furia acabo con todo lo que hay en la mesa.