Capítulo 23

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Desperté en el cuarto, tapada y con él a mi lado. Me quedé observando su cara, era tan jodidamente perfecto que me gustaba. Aún sin querer admitir que me había empezado a gustar la bestia con la que me casé. Me gustaba joder, me estaba enamorando de mí marido.

— Mi belleza se desgastará si me sigues mirando así — sonreí.

— Miraba a la bestia dormir tranquila — me enrollé en la manta y me levanté de la cama.

Sentí su mirada en mí, una corriente recorrió mi espalda.

— Voy a llegar a la conclusión de que te gusta mi trasero Killyan — dije perdiéndome en el interior del baño.

Me duché y para cuando me estaba lavando la boca él se metió a duchar. Evité mirarlo porque si me fijaba un poco más me acabaría metiendo en esa ducha con él. Decidí ir a vestirme porque se me estaba haciendo complicado no mirar.

Busqué entre el montón de ropa que había y acabé optando por unos jeans, unas sandalias blancas al igual que la blusa de manga corta. En el tocador había un par de joyas, entre ellas mi anillo matrimonial. Me lo puse combinándolo con un collar, un reloj y una pulsera.

Una vez en la sala, la mesa ya estaba lista. Desayunamos juntos cuando él bajó. Más tarde me llevó por la ciudad, hicimos algunas actividades juntos con el fin de conocernos mejor. Y resultó, ahí supe que teníamos los mismos gustos musicales aunque yo casi siempre escuchaba música y en cambio él solo de vez en cuando.

Me llevó a comer a un restaurante con unas vistas increíbles. Hablamos mucho . Más de lo que hemos hablado hasta día de hoy. Después de comer fuimos de compras.

Me probé un par de vestidos y algunos co juntos que me serían útiles para la empresa. También compré unos bolsos y joyas. En resumen, o en palabras mejores dichas, aproveché que tenía la libertad de elegir ropa con dinero ilimitado.

Podría decir que aquellos días que pasé con él en esa casa fueron los mejores, pero debíamos despertar y volver a Sicilia. A aguantar a los desquiciados de su familia.

El viaje se me hizo largo, y estaba algo cansada así que no fui a comer con ellos subí a mi cuarto para descansar. O eso intenté pero tenía la impresión de estar vigilada, lo sentía pero el cuarto estaba completamente vacío.

Esa incomodidad seguía ahí, esos ojos me veían ¿ pero de donde venían ? No lo sé. Me levanto a la ventana y es ahí cuando veo pasar un cuerpo tras de mí, me giro a la velocidad de la luz, ya no son alucinaciones, no estoy loca.

Intento volver a mi cama pero tropiezo con la mesa cayendo al suelo haciendo el jarrón de flores caer y romperse en mil pedazos. La luz se enciende y el cuerpo de Killyan ingresa en el cuarto.

— ¿ Todo bien ? — asiento en respuesta

— Solo me caí, quería asomarme por la ventana y al volver....... lo siento lo voy a recoger enseguida — me pongo en pie levantando la pequeña mesa que yace en el suelo.

— Vuelve a dormir, vendrá la ampliada a recoger todo — se gira para irse

— ¿ No duermes aquí ? — pregunto

— ¿ Qué te hace pensar que lo haría ? — qué mierdas pasa con este — el que haya deconectado un par de días y haya follado contigo no quiere decir que seas alguien importante en mi vida, solo eres la mujer, corrijo, la niña con la cuál me obligaron a casarme.

— Bastardo — me meto a la cama — no olvides mandar a alguien a recoger esto, no quiero que se me clave uno en el pie al despertar.

Me tapo con la sábana, aún sigue aquí, sus pasos me lo confirman. Intento dormir pero no puedo ya que lo tengo rondando cerca de la cama.

Abro los ojos mirándolo.

— ¿ Vas a pasar la noche entera así ? — demando — no puedo dormir.

— Pues más te vale dormir, porque sí me quedaré toda la noche así — me tapé con la cobija hasta la cabeza.

No entendía su indiferencia si estos dos días hemos estado súper bien.

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Opté por un vestido de color blanco ajustado, tomé una chaqueta de cuero, mi cartera y salí del cuarto sin hacer ningún tipo de ruido. En la gran sala, empezaron a resonar los tacones, no me importó de echo atrajo la mirada de ciertas personas, que era lo que quería.

— Iré a la oficina, necesito adelantar algunas cosas — avisé haciendo que la madrastra de Killyan se levante del sofá.

No le dí tiempo de decirme nada, abordé la camioneta y salimos de la gran mansión.

Los guardias me escoltaron hasta el edificio, llamé la atención de ciertos trabajadores pero no me importó, incluso algunas empezaron a fijarse en mi anillo, el cual brillaba por su gran piedra de diamante.

Ingresé a la oficina, pedí todas las carpetas con las informaciones de la empresa, también documentos con las finanzas y demás. Corregí algunos informes y me aseguré se que todo estuviese en orden, conocí más a la empresa y sus trabajadores. Todo aquello tomó la mitad de mi día, solicité la agenda de mi marido y empecé a revisarla.

Contestó al tercer pitido.

— Tenemos una cita en una hora con los socios que traerán bioquímicos de Japón — dije nada más me contestó — sería de mala educación que cada uno llegue solo, puedes venir aquí, lo que te tomará quince minutos, ahí llegaremos cinco minutos antes si sales ahora de casa.

— ¿ tenemos ? — dijo del otro lado del celular.

— Sí, legalmente soy tu esposa, trabajo en tu empresa por ende debo acompañarte, o de lo contrario irá tu secretaria contigo pero ella no tiene porque enterarse del negocio de la familia — me puse en pie mientras hablaba — mueve tu trasero y ven ya.

No le dí tiempo para responderme y colgué el celular. Pasé por el bar de la empresa, pedí un café y en lo que abanadoba el edifico mi marido llegó en su auto escoltado por los guardias.

Intenté salir pero el cuerpo de una chica que vino corriendo me lo impidió.  Iba en tacones, con una falda y una camisa. Se paró justo delante de Killyan.

— Ya estoy lista señor — se alisó la falda — ¿ iremos en su auto ?

— No tienes que preocuoarte por ello — dije a sus espaldas — irá con su mujer, de aquí en adelante seré yo quién lo acompañe

— Pero.... — tartamudeó — no tiene conocimiento de nada sobre el negocio.

— Sí lo tengo, no se preocupe — me guiré y abordé el auto con él.

Justo como había dicho, llegamos cinco minutos antes, nos sentamos en una de las mesas que había sido reservada oara nosotros. Era una mesa para seis, Killyan estuvo hablando mientras yo miraba algunas viejas fotos.

— Diaculpenos — ambos alzamos la mirada — había tráfico.

Era una rubia, coreana acompañada de dos hombres. Ella sonrío en lo que nosotros nos poníamos en pie, me ignoró completamente y enfocó toda su atención en mi acompañante. Uno de los hombres tomó mi mano sutilmente y la besó.

— Toshi Okamura señorita — me mira a los ojos fijamente.

— Ámbar Grace Evans — sonreí y aparté mi mano.

— ¿ Hermana del señor Evans?

— Mi esposa — su brazo recorrió mi cintura — Vamos a sentarnos.

Me abrió ma silla para que pudiera sentarme, hizo lo mismo con Rika Sadao. Toshi Okamura y Henji Kazuma se sentaron a sus costados.













Hola Hermosuras !!!!

Aquí les dejo un nuevo capítulo, y me disculpo por la tardanza, para compensarlos les haré un Extra Domingerooooo!!

Espero que mi disculpen y que el extra los compense.

Besitos !!

HALL ( Infierno ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora