Tomé el celular entre mis manos, y marqué de nuevo su número de teléfono. Una, dos, tres y a la cuarta llamada se dignó a responderme.
- O les dices que me abran la puerta o juro, te juro Killyan Evans que no me lo pienso dos veces y salto por la ventana - amenacé casi en un grito - muévete y ábreme la puerta.
Sin darle oportunidad de contestar colgué. Otra vez de nuevo lo hizo, me encerró en el cuarto cuando dormía. Que por cierto amanecí en la cama y tapada.
Hice tiempo mientras me vestía con ropa deportiva, y me peinaba, esperé una, dos, tres horas sentada encima de la cama en la misma posición. Cuando volví a llamar no obtuve una respuesta. Así que sin pensarlo dos veces, me dirigí a la ventana, tenía otra ventana justo debajo, y justo bajo ella estaba la otra.
No quería matarme así que, junté las sábanas en nudos perfectos e imposibles de deshacer, lo aseguré a los barrotes del balcón, me aseguré de que no caería y con cuidado intenté llegar hasta abajo, y lo conseguí, conseguí llegará hasta la ventana de abajo. Ya la distancia no era demasiada así que tuve que saltar hacia el piso, dos pisos, donde mi pie crujió bajo mi cuerpo.
No obstante, no me quejé ni nada, me puse en pie, sacudí mi trasero y me escabullí en el jardín.
Los guardias no estaban en la puerta pero esta estaba cerrada, así que mi única opción fué saltar la valla. Lo conseguí tras rajarme la espalda y la muñeca. Tomé un taxi dirección a la empresa.
- Voy a buscar el dinero, mi marido tiene - le dije tras bajar del auto - espere cinco minutos.
- ¡ No ! De seguro me quieres engañar- el tipo empezó a gritar, haciendo que algunos se fijarán en nosotros- no me quieres pagar.
- Le voy a pagar, solo dejé que vaya a buscar a mi marido......
- Tome señor- le tendió dinero - quédese con el cambio.
‐ No, no, no, usted si nos quiere robar - negué con el dedo - deme el cambio.
- Señorita....
- yo le dije que buscaría dinero y ¿ que me dijo? Me dijo ladrona y mentirosa - me crucé de brazos - devuélveme el cambio
- Váyase.
El conductor obedeció, me guire hacia Killyan y....
- ¿ que haces aquí? - enarcó una ceja
- ¿ yo ? Le diste el cambio eso...
- No me cambies de tema Ambar.
- vengo a trabajar.
- ¿ Cómo te has escapado? - me tomo del brazo adentrándose a la empresa
Presionó el botón y subimos al ascensor que por suerte se quedó pillado.
- Larga historia, mira, mira - señalé mi espalda y mis manos - has visto lo que tengo que hacer para venir a trabajar. Todo porque eres un inmaduro que encierra a su esposa en la habitación....quise decir su amante.
Ni siquiera somos amantes.
Se me quedó mirando por un par de segundos, aguantaba la risa, se le veía en la cara. Le fué inevitable no reír, asi que como si hace mucho tiempo no riera, se desinfló de la risa en mis narices.
Era realmente la primera vez que reía así, jamás lo había visto reír de esta forma, que le salga realmente del corazón. Por impulso llevé mi mano a su pecho, sintiendolo realmente vibrar, estaba riendo de verdad.
Sonreí y me alejé cuando las puertas se abrieron, el retomo la compostura y mos dirigimos a su oficina.
Antes de decir nada, su teléfono empezó a sonar. Yo en cambio me senté en el sofá, tomé un chicalate y lo abrí mientras él hablaba.
- Esta aquí par de inútiles - regaña y sé a quién - se os ha escapado una mujer, una niña de veinte años.
Y colgó.
- No soy una niña, y tampoco subestimes a la mujer ‐ respondí- me duele el pie, debemos ir al médico.
- No hubieras saltado y no hubieras trepado como una niña pequeña- se encogió de hombros - entra a cambiarte, vas a encontrar algo de ropa en los cajones.
Me señaló la puerta que había en su oficina. Me puse en pie, pero por el dolor, no pude mantenerme mucho tiempo tiempo pie, sus manos me sostuvieron antes de que llegase al suelo.
Estaba cerca de mí, demasiado cerca de echo, su respiración era tranquila y su olor muy masculino. Mis ojos chocaron con los suyos, no me pregunten porqué pero cerré los ojos, sentí su aliento cerca y cuando íbamos a acercarnos la puerta se abrió de golpe haciendo que caiga de los brazos de Killyan.
Pude reconocer a Abadón.
- Fuera - ambos guardias se miraron - Ahora.
Ellos atacaron la orden, él se volvió a girar hacia mí. Me ayudó a ponerme en pie y me acompañó al cuarto.
- Sal, quiero vestirme sin que me veas - pedí, no sé fue pero si se guiró dándome la espalda - ni si te ocurra girarte o te juro que salto sobre ti sin pensarlo.
- Ni que yo tuviera ganas de verte desnuda - se defendió.
- Pues mejor aún.
A la velocidad de la luz me puse los vaqueros, que no sé de dónde los ha sacado pero eran de mujer y la camiseta, era un poco larga ya que era de él.
Me solté el pelo, sé que dije que nunca más lo soltaría, que incluso lo cortaría pero creo que este no es el momento. Ya incumplí muchas promesas que me hice, una más no hace daño a nadie.
- Ya estoy - se giró de nuevo hacia mí. Me tendió su brazo y me enganché a él, pues no podía caminar bien.
Fuimos al doctor tal y como lo habíamos planeado, luego tuvimos que ir a uno de sus clubes, el mismo donde maté a una persona. En todo momento permanecí a su lado mientras él conversaba con las personas.
- Hay un acuerdo que quiero que firmes - su voz me sacó de mis pensamientos.
Asentí y fuimos a su oficina. Me entregó unos papeles que empecé a leer.
Contrato personal.
- ¿ te estás riendo de mí? - demandé con enfado- no soy una prostita ni una puta que va bailando por ahí, lo hacía, en pasado, para sacarme de la miseria, pedazo anormal.
Me puse en pie.
- No he dicho que lo seas - se puso en pie - pero al ser mi esposa quiero que me bailes, porque tu cuerpo me pertenece. No hay nada malo en ver a mi esposa bailar.
- No soy tu esposa, no soy nada tuyo Killyan, entiende de una puta vez que entre tú y yo hay una gran diferencia - dije alejandome más- cada que intento cerrar los ojos y acercarme ati, recuerdo la grieta que tú abres cada vez más con tus indiferencias.
» Somos muy diferentes, mírate y mírame, solo mira. Mira de donde provengo, mira detrás de mí, yo tengo un pasado muy diferente al tuyo, pero a pesar de todo, a pesar de haber sido manoseada por cuatro hombres, intento acercarme ati, intento que nos entendamos, pero no - mi voz tiembla - tu no quieres nada de mi, quedan dos años Killyan, aguanta dos años, es más te propongo de enviarme a Roma con tu otra familia para tenerme lejos y no hacer esto más difícil.
Abro la puerta para irme. Me escabullo entre las personas y salgo afuera. Respiro hondo, llamo a Abadón para que venga a recogerme el cuál no tarda en llegar.
Y por aquí les dejo otro capítulo más, y me vuelvo a desaparecer en la oscuridad.
Espero que les guste, y si es así no olviden dejar su voto y comentar.
Los quiero. Un beso.
Y ya saben, si quieren dedicatorias, déjenlo en comentariooooos!!
❤️❤️
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HALL ( Infierno )
De TodoAmber Grace una chica que recien ha cumplido sus veinte años trabaja en un bar de noche como prostituta, aunque ella no se considera como tal, pues es todavia virgen, ese es su gran secreto que va a ser descubierto por Killyan Evans, digamos que un...