Capítulo 10

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El sol me golpea fuerte en los ojos, me levanto con un poco de dolor en la cabeza, y con un poco de dificultad logro abrir los ojos.

Veo como el inútil camina de aqui para allá desesperado, pero ese desespero desaparece cuando se gira hacia mí.

- ¿ Te hizo algo ? - es lo primero que dice.

Ignoro por completo su pregunta y me pongo en pie. Quito el serum, y avanzo a paso ligero hacia el cuarto de baño. Me enjuago la cara.

- Te hice una pregunta- me sigue.

Recojo mi pelo y vuelvo a salir. Ahora camino hacia el armario para poder cambiarme la ropa, pues ando nada más que en pijama. Miro el reloj que descansa en la mesita de noche.

- ¿ podrías decir a uno de los guardias que me lleven a la oficina ? - demando sin mirarlo a los ojos.

Cuando me giro, él esta yendo hacia la puerta, lo sigo pero es demasiado tarde porque cierra con llave la maldita puerta. Golpeo un par de veces, sé que esta detrás de esa puerta planteándose el echo de volver a abrirme, pero es tan idiota que no me abrirá porque no contesté a su maldita pregunta.

- Killyan, abre - forcejeo el plomo - por favor.

Una de mis lagrimas empieza a bajar por mis mejillas. Odio sentirme encerrada, es como si me asfixiaran.

Mus golpes y demandas son en vano, nadie me viene a abrir la puerta, anochece y mi estómago empieza a rugir, solo espero el momento en el que me abra. No veo la necesidad de tener que encerrarme aquí.

La puerta se abre y lo primero que veo es a una mucama y la madrastra de Killyan, la cuál desconozco su nombre.

- Debería tirarte la comida al suelo - espeta con furia.

La mucama me entrega una bandeja con sopa que acabo tirando al suelo.

- Su comida puede metersela por las narices.

En cuestión de segundos un guardia me arrastra del cabello, pataleo e intento frenar para que no me causé más dolor pero es en vano, me estira con fuerza provocando que mis lágrimas Bajen por mi rostro. Me lleva a una cabaña apartada de la casa y me tira dentro. Luego dos guardias entran y me golpean, no sé si son latigazos o no pero se que duelen, y dejarán marcas en mí.

Puedo ver como los ojos de esa mujer me observan con santificación y cuando ella se gira para irse, uno de los guardias incluso se atreve a tocar uno de mis senos. Intento alejarme a rastras, pero vuelvo a ser arrastrada, me toma fuerte del brazo, marcando sus dedos en mi piel y me golpea tan duro que caigo al suelo. Acto seguido salen del lugar y me encierran, mis lágrimas bajan por mis mejillas.

Llevo tres días metida aquí, sin ver a nadie, sin comer y con la luz que entra por la ventana como única compañía. He llorado por mis penas, he llorado nada más al imaginar que me han tocado, los golpes los ouedo resistir, pero una violación acabaría con mi estabilidad emocional. Me acurruco en una de las esquinas de la pared y cierro mis ojos.

La gran puerta se abre, reconozco a la mucama del otro día, me ayuda a ponerme en pie, y conforme caminamos a casa, más me quejo por el dolor. Nada más entrar puedo ver Killyan, me observa de reojo y cuando estoy subiendo las escaleras se viene tras de mí, le da algunas órdenes a esta y ella se pierde. No permito que me toque.

Ingresamos a nuestro cuarto.

- Ámbar - me giro hacia él con furia - ¿ que te han echo?

- ¡¿ Que qué me han echo ?! - le grito- has sido tú, toda la culpa la tienes tú, si mi piel está marcada es por tu culpa ¡ Tu eres el único culpable!

Intenta acercarse ami pero se lo niego

- ¡ Ni se te ocurra ponerme un dedo encima! - lo empujo- ¡ Ódiame ! ¡ haz de mí tu peor enemiga ! Mátame, y no hagas de este dolor algo más grande, porfavor, ya no quiero sufrir más.

- Déjame ver tus heridas- es lo único que me pide.

Niego recordando el dolor que he pasado. Mis fuerzas no Dan para alejar las manos de Killyan por ende desabotona mi pijama y lo tira al suelo. Hace que me gire para que pueda observar mejor las heridas. Puedo ver desde el espejo que la espalda no está tan marcada a contrario de mis brazos y mi vientre.

- ¿ Quién fué ? - pregunta

Mis lágrimas amenazan con salir.

- No sé - es lo único que digo - no recuerdo nada y no creo hacerlo.

Me giro para irme, pero este me lo impide. Lleva su mano hacia uno de mis pechos el mismo que se atrevieron a tocar.

- ¿ Quién fue ? - est vez pregunta más serio mientras repara mi pecho, el agarre fue duro por ende los dedos han quedado marcados.

- Quítame tus asquerosas manos de encima - vuelvo a tomar mi pijama - quiero ir de vuelta a Roma.

- ¡ Rosa ! - la mucama de antes aparece - reuneme a todos los guardias en el jardín, incluida la familia.

Ella asiente y se pierde por las escaleras. Busco otro pijama, ya que este aparte de estar sucio, no sirve. Me doy una ducha rápida, donde me cuesta mojar mi cuerpo ya que las heridas duelen. Killyan ingresa en la ducha, me observa y mentiría si digo que no me incómoda, me avergüenza su presencia aquí.

Sus manos viajan hasta la regadera y la apaga, acto seguido, pasea sus manos por mi piel, hasta llegar a mis senos. Se acerca a mi oreja.

- Juro que cortaré las manos de aquel que se haya atrevido a tocar lo que es mío - susurra en italiano

- inizia con te - vuelvo a separarlo de mi cuerpo.

Con las mejillas encendidas me apaño para llegar hasta la toalla y más tarde vestirme. Me siento en la cama, nerviosa, con las manos sudadas y el corazón latiendo a mil en mis orejas.

- Señorita, ¿ puede avisar a su marido que ya he preparado lo que me ha pedido ? - Rosa vuelve a ingresar.

Es una mujer mayor, con algunas canas blancas.

- ¿ Qué les va a hacer ? - pregunto asustada.

Ella solo se encoje de hombros y me vuelve a dejar sola con la presencia del agua caer.

HALL ( Infierno ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora