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"En los momentos difíciles, el verdadero amor se revela al brindar apoyo incondicional a la pareja, transformando los desafíos en oportunidades de fortalecer la conexión y superar juntos cualquier adversidad."
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—Noté que te comportas de manera inusual, Suguro —inició la conversación el rubio de mechas azules, acercándose al nombrado—. Has perdido mucho peso.
—Es solo un caso de Fatiga Veraniega, estoy bien —respondió mientras lo observaba ligeramente.
—No parece que estés bien —comentó sentándose a su lado.
—Exorcizar y absorber, se repiten continuamente una y otra vez para mí —contestó Suguro, su mirada perdida—. Y todo para seguir asegurándoles la vida a esos malditos "monos".
La palabra "monos" le resultaba familiar, un recuerdo vago de su infancia, pero sonaba conocida.
—¿Crees que podrás seguir trabajando como hechicero? —preguntó, conectando su mirada con el mayor.
—No lo sé, estar en este mundo del jujutsu no fue mi decisión —respondió seriamente, su mirada endureciéndose, estremeciendo al contrario.
—¿Qué piensas sobre un mundo solo para nosotros? Uno exclusivo para hechiceros —preguntó de repente el pelinegro.
—Ne, Suguro, ¿acaso también aborreces a los hechiceros? —le preguntó con una sutil sonrisa, evadiendo la pregunta.
—No lo sé —contestó el menor después de un breve silencio—. Creía que los hechiceros existíamos para proteger a la gente común. Pero últimamente no tengo claro su valor.
—Ser hechicero es un maratón después de todo, Suguro, el final de esto es muy incierto —mencionó recargándose en la pared y cruzando los brazos.
—No entiendo en qué creer realmente —
—Hagamos algo, Suguro —se levantó y se arrodilló frente a él—. En este momento, describirás tu verdadero yo, y te prometo apoyarte en lo que pueda, sea lo que sea —dijo tomando sus manos y mirándolo a los ojos.
