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❝-La familia es algo esencial en la vida de muchos, dependiendo de las circunstancias es como te marcará en tu vida❞
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—¡Hemos llegado! — Exclamó emocionado el albino al llegar al departamento que compartía con su pareja.
Mientras tanto, Masahiko yacía recostado en el sofá, aburrido viendo la televisión. Se cuestionaba por qué siempre repetían los mismos episodios de las series y anhelaba algo más intrigante.
—Vamos, pasa — invitó el albino, desconcertando al rubio de mechas azules, aunque decidió no darle importancia y seguir buscando un canal que lo entretuviera.
—Aquí estás — habló el peliblanco a sus espaldas — ¿Ya preparaste el desayuno? — preguntó.
—Aún no, estaba esperando que llegaras — respondió el rubio, girándose para verlo por encima del hombro.
Al observarlo, notó que no estaba solo; a su lado se encontraba un pequeño niño azabache que parecía molesto de estar allí.
Satoru rió nerviosamente al darse cuenta de que el rubio ya había notado al niño y lo presentó.
—Oh, este es Megumi. Lo encontré en el camino, y parece que se perdió. A si que lo traje a casa—
Al escuchar esto, el niño solo puso una cara enojada, claramente fastidiado por la mentira del peliblanco.
—¿Seguro de eso? — preguntó el rubio, mirando al peliblanco — El pequeño no parece estar de acuerdo con tu versión — añadió, observando al niño que estaba a su lado.
—El idiota solo me trajo aquí porque le dio la gana — expresó molesto el pequeño pelinegro.
—Satoru, necesito una explicación, ahora — ordenó el rubio, levantándose del sofá y acercándose a él.
—Bueno, ¿recuerdas nuestra conversación sobre ese incidente? — intentó evadir la mirada mientras contaba su anécdota — ¡pues esta es su pequeña y querida bendición! — finalizó, dejando al rubio de ojos azules procesando la situación. Ahora, se encontraba con la responsabilidad de cuidar a un niño despues de haber desvivido a su padre.
