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20 de Enero de 2016
Recuerdo que estaba en una fiesta de secundaria, tenía 20 años, pero un amigo me dijo que abrían chicas lindas, así que asistí con la intención acostarme con una de ellas.
Con mucho gusto entré, el lugar no era la gran cosa, quiero decir era una simple casa, no había mucho que hacer más que beber, comer algo y escuchar música. La mayoría de los hombres en el lugar tenían aproximadamente 20 o 30 años, un poco raro teniendo en cuenta que las chicas rondaban los 16 y 19 años, aunque soy el menos indicado para hablar al respecto, quiero decir, literalmente fui a la fiesta con el mismo objetivo.
No tuve mucha suerte al principio, la mayoría de jóvenes me resultaban aburridas y no podía mantener una charla con ellas sin querer irme inmediatamente, diría que eran muy básicas. Lo único bueno era la cerveza, era de buena calidad y rápidamente me puse algo borracho.
Descansé por un rato apoyando mi cuerpo en una esquina del lugar, me estaba comenzando a doler la cabeza.
De pronto, una linda chica se colocó a mi lado, sostenía un vaso con refresco y transmitía buenas vibras, inmediatamente me enamoré.
Era una joven bonita de cabello rubio, delgada y con una forma de vestir que resaltaba del resto. Parecía ser una chica peculiar pero en el buen sentido, estaba sola y era perfecta para mí, además, me gustan mucho las rubias.
No quise perder el tiempo con ella, había tenido varios fracasos esa noche y algo me decía que al fin iba a conseguir tirarme a una.
—Hola, linda, ¿cómo te llamas?— Pregunté con una sonrisa.
—Hola, me llamo Liddy, encantada de conocerte— Pude notar que estaba algo nerviosa, al parecer no era buena conversando con gente nueva — ¿Cuál es tu nombre?
—Soy Levi, igual es un gusto— Estreché su mano para intentar darle un poco de tranquilidad — ¿Cuántos años tienes, bonita?
—Cumplí los 18 hace unos meses ¿Y tú?— Eso me alivió, sé que era una fiesta de secundaria pero tampoco planeaba follarme a una menor, como mucho a una de 17. Liddy acomodó su cabello dorado para que no le estorbaba mientras giraba su cuerpo hacia mí.
—Tengo 20 años.
—Vaya, eres un poco mayor.
—Son solo 2 años, tranquila.
La rubia sonrió nerviosamente, tenía que distraerla para hacerle olvidar la diferencia de edad. Tampoco es como que fuera un delito, los dos éramos mayores, pero al parecer le incomodó un poco que fuera mayor que ella.
—Tienes un lindo cabello
— ¿Eso crees?— Asentí con mi cabeza, la chica sonrió mientras un ligero tono carmesí aparecía en sus mejillas. —Y ¿Qué hay de mí?
