Esta es la historia de amor más cliché del mundo donde seguimos la vida de Camila Fernández, una actriz argentina, que le llega de golpe una propuesta interesante. Camila acepta sin dudarlo, sin saber que un simple chico de casi 30 años le iba a cam...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sierra nevada, España 19:45 PM
Me desperté de la siesta hace un rato. Esto de levantarse temprano me hace mal, no estoy acostumbrada. Igual a quien le voy a mentir, no hay día que no duerma la siesta y esto va a hacer de los próximos seis meses de rodaje una tortura.
Acá no tengo nada para hacer, literalmente. No tengo lo único que me ayudaba a entretenerme, mi balcón.
Agarre mis auriculares y me puse muchas capas de ropa para salir. Ni loca salía a la calle a esta hora, simplemente quería buscar un lugar tranquilo.
Salí de la habitación, cerrando la puerta detrás mío y quedándome unos segundos contemplando la puerta de mi vecino de enfrente. Que estará haciendo? La curiosidad me invade pero antes de hacer algo impulsivo entre al ascensor.
Subí hasta la terraza que supuestamente no está habilitada para nosotros. Salí del ascensor temiendo que mi único entretenimiento este cerrado con llave. Puse mi mano en el pestillo de la puerta y la abrí fácilmente.
La terraza me da mejores vistas que mi departamento. Lastima que no tengo a gente que juzgar, ni a Rosa para chismosear pero tengo las estrellas brillante que forman un lindo paisaje.
Me acerqué a la baranda pero me frené en seco al ver a alguien ahí. Estaba abrigado pero ya conocía ese abrigo. Uno de sus brazos reposaba en la baranda y el otro se mantenía en el aire sosteniendo un cigarrillo.
— Fumas?
Enzo se giró a mirarme. No parecía asustado, al contrario, parecía que me estaba esperando. Me acerqué a la baranda y me puse a su lado, conservando una distancia recomendable.
— Mi personaje fuma.
Se limitó a contestarme luego de estar un buen rato mirando las montañas. Lo mire con confusión.
— Vos no sos Numa, Enzo -le conteste riendo un poco-
Enzo me dio una mirada rápida y se movió un poco en su lugar. Parecía incómodo. Hoy estaba más serio que ayer. Nos quedamos en silencio contemplando la maravilla de las constelaciones.
— Que escuchas?
— Estaba escuchando Breathe de Pink Floyd.
Enzo me miro y asintió. Sentí que de alguna manera me dio su aprobación.
Me considero una chica muy impulsiva y gracias a esto me animé a sacarme uno de mis auriculares y ofrecérselo. Me miro y me regalo una sutil sonrisa para luego agarrarlo.
Ambos nos quedamos ahí parados, estáticos, viendo como las estrellas hacían hermosos dibujos sobre el inmenso lienzo de la noche. Las montañas con nieve y la luna casi llena hacia que esta canción se sienta como estar levitando.
Lamentablemente, y para mi mala suerte, la canción no era eterna. Fueron dos minutos, casi tres, de estar uno al lado del otro. Nuestros cuerpos se acercaban para buscar ese calor en esta noche helada.
— Que haces acá en la terraza solo?
Las palabras salían de mi boca sin control alguno. La curiosidad me ganaba. Enzo me miro levantando sutilmente el cigarrillo. Le sonreí y me quise pegar internamente por la pregunta boluda que hice.
— Perdón, soy medio boluda.
Enzo simplemente se río e hizo una mueca extraña.
— Y vos? Por lo que yo veo no tenes ningún cigarrillo en la mano.
Reí sutilmente y Enzo me regalo una sonrisa muy amplia.
— En mi departamento en Buenos Aires tenía un balcón y me pasaba tarde y noche ahí pegada. Todo para ver a la gente pasar y preguntarme qué será de su vida.
Enzo asintió frenéticamente y sonrió.
— Si es una excusa para poder seguirme a todos lados, es valida.
Lo mire incrédula. Enzo sonrió y yo lo imité.
— Yo? Seguirte a vos? Porfavor. Antes me tiro de clavado desde acá.
Mentira.
Enzo se empezó a reír mientras tiraba su cabeza hacia atrás dejándome ver su cuello. Una de sus manos reposaba en su pecho mostrando el cigarrillo que bailaba entre sus dedos.
Cuando se termino de reír me miro y sonrió. Tiro el cigarrillo al piso y lo piso apagándolo.
— Tenemos que hacer esto más seguido.
Mis piernas casi se doblan por completo. Enzo me guiño un ojo para desaparecer por la puerta de la terraza. La sonrisa no se me borraba de la cara ni con una lija.
...
Estoy en el estudio. Hoy empiezan los ensayos de unos largos dos meses para después empezar a grabar. Mi primera escena era en el aeropuerto, ensayaba con Agus y me ponía feliz. Es muy buen amigo.
Por obvias razones yo no tenía mucho que ensayar. Mi personaje moría a los pocos minutos de empezar la película pero me divertía mucho ver a los demás practicar.
Miraba mucho a Agus y me encantaba lo que hacía. Actuaba bastante bien. Me gustaba cuando actuaba con Mati, parecía real.
Después de un rato se sumó Enzo. Realmente la actuación era lo de el. De vez en cuando me miraba, lo podía sentir.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Holaaaaaa Este capítulo es bastante corito pero ya se vienen mejores, espero que les guste 💗