Esta es la historia de amor más cliché del mundo donde seguimos la vida de Camila Fernández, una actriz argentina, que le llega de golpe una propuesta interesante. Camila acepta sin dudarlo, sin saber que un simple chico de casi 30 años le iba a cam...
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Sierra Nevada, España. 19:45
Pasado mañana pasaría un mes de que estamos ensayando, nos queda otro mes que la mitad lo vamos a hacer en Uruguay.
Recién terminamos de ensayar, nada nuevo. Hace dos días que Enzo no me habla, me ignora y mucho menos me mira. No se que le pasa, que yo recuerde no pasó nada entre nosotros.
Alcance a Enzo en la salida del estudio.
— Enzo, vamos juntos?
Nada que no hayamos hecho. Nos volvimos juntos ya un par de veces.
— Hoy quiero caminar.
— Es una hora caminando, te vas a congelar.
Enzo me miro por primera vez. Esta serio, parecía vacío.
— Y son treinta minutos en auto.
Me dijo sonando sobrador. Lo mire seria, sin entender lo que le pasaba por la cabeza. Sin decir nada más, se dio media vuelta y empezó a caminar.
Para mi suerte un taxi llego justo después de que él se fue. Llegue después de 30 minutos y subí a mi habitación.
Comí algo y me duché. Necesitaba despejarme así que me puse mucha ropa abrigada, agarre mis auriculares y el paquete de cigarrillos que me compré hace unos días. Salí de la habitación y apenas salí de esta vi como Enzo estaba llegando a la suya.
Lo ignoré completamente, estaba muy enojada para hablarle. Lo que me estaba haciendo era de una persona totalmente inmadura y yo se la iba devolver de la misma manera.
Cerré la puerta de mi habitación bajo la atenta mirada del chico y empecé a caminar hacia el ascensor. Llegue y lo llame.
— Hace cuanto fumas?
Frene en seco y me gire. Lo mire de arriba a abajo y me cruce de brazos. Estaba sosteniendo la puerta de su habitación. Gracias a la posición en la que estaba pude reconocer que estuvo un tiempo pensando en hablar.
— Desde que tengo que convivir con gente como vos.
— Gente como yo?
Enzo ahora se cruzó de brazos y se apoyó en la pared del pasillo, a un lado de su puerta. Justo llegó el ascensor así que entre y antes de que se cierre hable.
— Si, histéricos.
Las puertas se cerraron y me di un poco de vergüenza ajena. Mucho drama para mi pero prefería hacerlo dramático antes que darle la atención que no se merecía.
Llegue a la terraza y me acerqué a la baranda. Me puse los auriculares y puse música a todo volumen. Prendí el cigarrillo y lo empecé a fumar.
Como era de esperarse, después de un rato Enzo apareció a mi lado. Fumaba y miraba las montañas. No le preste atención hasta que mi cabeza empezó a maquinar.
Que quiere conmigo? un día me habla y al otro me trata como si fuera una niña de doce años. Sin querer hacerme mal a mi, decidí averiguarlo.
— Que haces acá Enzo?
Me saque un auricular y lo mire. Él se giró a mirarme y apago el pucho contra la baranda.
— Me vine a despedir.
Lo mire confundida, en dos días se tenía que ir.
— Faltan dos días para que te vayas. Bueno, a menos que me quieras dejar de hablar hasta que te vayas como lo venis haciendo.
— Me voy mañana a primera hora Cami.
Enzo suspiró y yo lo mire. Incrédula a lo que me contaba empecé a entrar en pánico. Me empecé a reír de los nervios.
— Perfecto, la verdad -dije riendo suavemente y negando con la cabeza-
— Que pasa?
— Pasa que no me hablas hace dos días y yo intento pensar el porque, empiezo a pensar si yo hice algo malo -empecé a hablar muy rápido- Y encima ahora te vas por un mes...
— Quince días -me interrumpió-
— Quince días, un mes, es lo mismo -suspiré calmándome- Enserio no entiendo lo que te pasa conmigo.
La postura de Enzo cambió. Se empezó a irritar. Llevo una de sus manos a la cara y la pasó frenéticamente por ella, estaba frustrado.
— Sabes lo difícil que está siendo esto para mi?
Una parte de mí se ablandó al escuchar a Enzo admitir eso. Es algo que todos sabíamos que tenía guardado.
— Si Enzo, te entiendo.
Le dije acercándome a él lentamente y agarrándole la mano.
— No! No lo sabes!
Enzo sacó su mano rápidamente de la mía y se alejó un poco de mi.
— Bueno entonces contame. Contame que te pasa por la cabeza ahora, quiero saberlo y quiero estar acá con vos para ayudarte.
— Si te digiera que me esta pasando por la cabeza ahora mismo, te irías corriendo.
Me acerqué a él y no pude hacer otra cosa que abrazarlo. Enzo me agarro con fuerzas, con miedo a que me escape y con desesperación.
Me separé un poco de él y le puse un auricular en el oído. "Trátame suavemente" de Soda Stereo empezó a sonar.
Mi mano bajo por su cuello hasta llegar a su pecho. Las manos de él seguían en mi cintura. Alce mi otra mano y la puse en su mejilla.
Esto era algo que ambos estábamos esperando. Era algo que no podía tardar más tiempo porque se nos iba a ir de las manos.
Sin previo aviso Enzo se lanzó a mis labios. Estos se acostumbraron rápidamente a la presencia del otro. Lo hacíamos a un ritmo desesperado. Con miedo a que él otro se separe y se vaya corriendo. Nos apretábamos y nos sentíamos.
Nos separamos y nos miramos a los ojos. Ambos nos sonreímos y juntamos nuestras frentes.
— Ahora como voy a hacer para estar 15 días sola en este hotel.
Enzo se rio y volvió a juntar nuestros labios. Era un beso más suave y que a veces se le escapaba una que otra sonrisita.
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Llego el tan aclamado beso!! Ahora veremos como sigue esta historia porque van a pasar cosas BUENÍSIMAS Gracias por el apoyo y no se olviden de votar!! LOS AMO 💗💗💗💋💋💋💋