15 de enero de 2024.
Escribo estas palabras ya que no sé si mi vida se prorrogará más allá del término de esta misión. Me desplazo en el submarino Holy 232, en el Séptimo Escuadrón del Comando de Exploración Submarina. Me acompañan el teniente Phil Smith, el soldado Joe Allan y la cabo Vicky Rodgers.
Detectamos el pasado jueves una fluctuación en los radares del Océano Pacífico, como si una grieta del tamaño de Alaska se hubiera abierto en las profundidades. Nuestra misión era adentrarnos por el océano hasta llegar al objetivo marcado, obtener muestras e información y llevarlas al laboratorio del comando.
El viaje duró unas pocas horas y, para sorpresa nuestra, no encontramos absolutamente nada. El océano estaba manso, calmado, pero había una peculiaridad: no se avistaban animales marinos. Quisimos dar media vuelta, pero un torbellino repentino engulló el submarino. Todos perdimos la consciencia y de repente nos hallamos en frente de un puente, que llevaba a un portón gigante de un color marino. Las piedras, lisas y brillantes, parecían estar hechas de un material nunca antes visto. El puente estaba recubierto por un coral de color rosa intenso y los peces "flotaban" en el aire.
Vicky yo nos aventuramos a salir del submarino, con la esperanza de que se pudiese respirar en este lugar, y la suerte estuvo de nuestro lado. Phil, que estaba escuchando a los Rolling Stones, seguía algo aturdido y el pobre Joe estaba temblando de terror, ya que era su primera misión después de haber terminado la Academia y paradójicamente tenía talasofobia.
Avanzamos por el puente y a mitad de él nos emboscaron varias criaturas con unas lanzas hechas del mismo coral que el que mantenía el puente. Esas criaturas eran increíblemente parecidas a nosotros, pero tenían unas largas escamas por pelos y branquias en vez de nariz.
Nos escoltaron hasta el centro del lugar. Era una gran ciudad, visualmente monótona, ya que todas las construcciones se hacían con el mismo material a excepción de un edificio. De aquel bloque de piedra salió una "branquial" (así los he nombrado), con una vestimenta ornamentada con motivos reales y una corona de oro en forma de coral. La reina ordenó en un lenguaje que desconozco que nos encerrasen a mis camaradas y a mí en su prisión (lo he supuesto por la situación en la que me encuentro). Quiero pensar que aún no nos han ejecutado porque querrán obtener información de nosotros.
Pero no todo son malas noticias, he conseguido extraer un poco de ese material de una grieta que hay en la jaula. Es inusualmente ligero, pero duro y resistente. He enviado al laboratorio una fotografía de lo que he podido escanear del lugar y los materiales, además de toda la información recopilada en este informe.
No sé nada de Phil, Joe y Vicky. Espero que estén bien. Oigo música fuera y quiero pensar que hemos interrumpido unas fiestas tradicionales de aquí.
Si no vuelvo, dígales a mis hijos y a mi mujer que los quiero.
Fin del comunicado. Comandante Will Foster.
Cambio y corto.
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Relatos de la fortuna
RandomEn este libro relataré pequeñas historias que la suerte e inspiración me permita mostrar. #relatodedado