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En la Curia, los sacerdotes están dispuestos en filas como si fueran a ver alguna película. Monseñor los mira desde el rincón dispuesto para él, mientras que a su izquierda el canciller sostiene los sobres de los nuevos nombramientos. Se respira la tensión propia de este día, sin embargo los rumores han corrido y algunos ya saben que serán movidos.

Ricardo está sorprendentemente tranquilo. No sabe qué le deparará el destino; sin embargo, su espíritu está en calma y su corazón late con normalidad. A su lado, Leonardo, su fiel amigo, se mordisquea las uñas. Delante de ellos se encuentran los López. Al verlo, López II se voltea y le guiña a Ricardo un ojo.
-Los López traen algo entre manos.- comenta el padre Barca al ver el gesto.
-¿Solo ellos?- Rivara le palmea la espalda a Ricardo a modo de saludo.- El que anda extraño es Pérez. Conversé con él pero está hermético.
-Ya sabes cómo se pone, Rivara. Especialmente después de su expulsión del seminario.
-Los rumores dicen que Pérez va a tener una misión grande- López I se voltea, mirándolos sobre sus gafas de lectura.- Una misión que no es para él. Él no es el adecuado para eso.
-¿A qué te refieres?- Leonardo se inclina hacia adelante, queriendo averiguar más, pero López se voltea de muevo.
-Son rumores, Leonardo. No puedo crear un chismorreo. Después capaz y no es.

En un rincón, Hernán se pega a los sacerdotes liturgos. Humberto Rójez, Roy Solano, Julio Otero. Falta Leonardo, el amigo de Ricardo; sin embargo se le perdona por estar joven. Se fuerza a sonreír, pero está hecho jirones. Mira de reojo a su sobrino, a la derecha del obispo asentando el acta.

-Mendez Ríos, Diego.
El fraile Agustino se pone en pie. Rápidamente regresa y toma asiento junto a su nuevo párroco, el padre Waldo.

-Fernandez Levi, Luis.
El joven presbítero levanta las cejas sorprendido.
-¡Enhorabuena!
-Y yo que estaba feliz en Esquipulas. Vamo'a ver.- murmura poniéndose en pie.

Un suave murmullo se extiende por la sala. Ricardo mira a su tío y nota que tiene unas cicatrices como de rasguños en el rostro. Sin decir nada, vuelve su mirada a sus compañeros y se pierde en las bromas que hacen el ambiente distendido.

-Aragón Garat, Antón.
-¡Uy Señor!- exclama, arreglándose el cabello y yendo presuroso al encuentro del obispo.
-¿Es que nos van a mover a todos los jóvenes?
-A mí no.- murmura Barca. Ni a Rafael ni a Miguel.
-Pero Monseñor nos notifica antes, ¿No?- Rivara se rasca la barbilla.
-Oí quién habla, obvio te iban a notificar, señor rector.
-¡La Sangre de Cristo!- exclama Antón arrodillado aún ante el obispo, arrancando risas a varios.
-¿Adónde lo habrán enviado?- se ríen.
-¡No me lo van a creer!- exclama alegre y nervioso al regresar.- ¡Voy a ser párroco ya!
-¡¿Qué?!- Leonardo se abalanza sobre él y lo estruja en un abrazo.
-¿Adónde?- pregunta Ricardo emocionado.
-¡Pochirí! Segundo párroco de zona indígena. ¡Me va a dar!
-Una cosa es segura: Hernán no va a Pochirí- bromea López II.
-Ese chiste está todo quemado, Jorge.- su hermano le da un codazo.-Es increíble, Antón.
El padre Fabricio Bonili, antiguo párroco de Pochirí, camina hacia ellos y se sienta con una sonrisa al lado de Rivara.
-Hola, jefe.
-¿De vuelta al Santuario? No duraste nada afuera- comenta, puesto que Henry fue vicario en tiempo de Ario.
-Pues no. Pero estaré más cerca de mis padres. La verdad que salir de zona indígena para entrar a Colonial es toda una aventura.

-Chávez Garita, Ricardo.
La cara de Ricardo es un poema.
-¡Ahora sí, párroco de la Catedral!
-¡Me libre Dios! Dios mío, ahora dónde iré a parar.
A diferencia de la vez pasada, se levanta tranquilo y seguro. No sabe adónde irá, pero le tranquiliza que Danna está bien con su tío, que Francisco la ama, nadie más le hace daño.
Se arrodilla ante el obispo, besando su anillo.
El obispo le mira.
-Olvidé que debía notificarte antes- se disculpa- ¿Has estado bien de salud?
-Altos y bajos, Su Excelencia. Sin embargo estoy dispuesto a lo que sea.
-Me gusta esa actitud, Ricardo Andrés.- luego toma un sobre- A pesar de tu fatídica entrada a Colonial, supiste llevarla bien, y el equipo de trabajo que hiciste con Eddy Solano fue envidiable. La casa cural remodelada, las fiestas patronales... Increíble.
-Gracias, Monseñor- Ricardo se sonroja.
-Esa misma energía que has dado a Colonial, necesita ser conocida al resto de la diócesis, y es por eso que yo, indigno siervo, te nombro, Ricardo Andrés Chávez Garita, como vicario en la parroquia Arcángel, vicaria central.

DELIRIUM ✨ (Todos Merecemos Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora