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El sol brilla con el esplendor y la crudeza de mediodía. El viento apenas sopla, y la mayoría de las flores se encuentran en capullo. La navidad está a la vuelta de la esquina. Marvin se encarga de hidratar el ciprés de la corona de Adviento. La vela rosada espera su momento de ser encendida. Quita algunas ramas secas y se estira, satisfecho. Danna lo observa desde la entrada de la sacristía. Ahora que la seguridad ha sido reforzada, no se puede entrar ni salir del Santuario sin pasar a los servidores por un control de seguridad. Quien mejor que Ricardo Montealegre para eso...

La pick-up blanca de Francisco se topa con unas vallas distribuidas con el fin de regular la entrada de los servidores.
-¿Qué diablos?- gruñe, malhumorado a la vez que baja el volumen de una canción de Sandro. Resoplando, se estaciona no en su lugar bajo el roble, sino al costado del muro del templo.

En la puerta del templo le recibe Ricardo, sentado en un escritorio, con cara de pocos amigos. Le nota una pequeña cicatriz en la sien izquierda, producto de la golpiza en sacristía.
-Nombre, joven. O el carné, últimadamente.
-¿Eh? ¿Qué es esta payasada? Ya sabés quién soy, Montealegre, por Dios.
Ricardo clava sus ojos verdes en los suyos.
-Dije... Nombre o carné. No me hagás repetirtelo, loro estúpido.
-No sé qué diablos está pasando. No tengo ningún carné. Y ya sabés quién soy.
Ricardo apreta los dientes y se lleva una mano a la boca.
-Sí. Sí sé quién sos. Sé tu nombre y que sos un idiota. Pero gracias a tus compañeros tenemos activo el protocolo 0604. En este momento, hay policías mirándonos. Si te ponés matoncito, vas a acabar en la cárcel o con una bala en el cráneo. Así que finje que sabés de lo que hablo o yo mismo te clavaré esa bala.
Francisco retrocede, sorprendido. Nunca había escuchado de ese protocolo, pero no pregunta.
-Francisco Montealegre.
-¿Cargo?
-Organista.
-¿Órgano?
-¿Es en serio?
Ricardo entorna los ojos.
-Solo responde.
-Tubular.
El guardia le entrega un carné con su foto, nombre, cargo y un código QR.
-Éste es tu identificación, Francisco. Hasta que Rivara decida levantar el protocolo, nos regiremos por ésto. No debés perderlo, aunque te conozcamos no podemos dejarte entrar. Solo los servidores tenemos ésto, sin embargo los fieles también son vigilados.
"Cada que vengas a lo que sea, deberás presentarlo, tanto aquí como en la sacristía. Solo así te podremos dejar entrar. El padre Paulo, de la parroquia de San Blas, nos ha dejado claro también la seguridad que debemos tener.
-¿San Blas?- frunce el ceño -¿Qué diablos hace el padre Paulo metido en nuestros asuntos?
-No lo sabés entonces...- Ricardo se pasa una mano por la barbilla, pensativo.
-¿Qué?
El joven guardia cierra la laptop, mira al templo y al atrio, y se inclina sobre el escritorio.
-Eduardo Albán está muerto.

Laa pupilas de Francisco se dilatan. El órgano ha caído sobre él, le tiemblan las rodillas.
-Él vivía en San Blas. Encontraron su cuerpo el sábado anterior cerca de los salones de la parroquia. Después de que vino aquí...
Una lluvia de recuerdos difusos se agolpa en su mente. Una botella de ginebra, el órgano sonando, las columnas torcidas. Las pinturas del cielo raso. Al Cantor, inclinado sobre él. A Albán, riéndose como idiota en el club, y cantando su estúpida canción mientras andan en el coro de Catedral. A Hugo, abrazándolo y acariciando su cabello como a un hijo.
Sin decir palabra, se va a sacristía.

"¿Qué hiciste, Gregorio? Primero Levi y ahora Albán. ¿Eso es lo que me espera cuando ya no te sea útil?"
"¿Qué te hizo Albán, aparte de enseñarme dónde fue feliz? Si vos mismo decías que él no era problema ni competencia. Que era un perdedor. ¿No es mejor acaso dejar tranquilos a los perdedores? ¿Por qué, Gregorio?"

No se ha dado cuenta que ha entrado a sacristía y se ha sentado en un sofá. Está sollozando, y siente una presión en el pecho que crece a cada minuto. Tampoco se ha dado cuenta que Danna lo mira, con expresión indescifrable.
-¿Qué ha...?- una voz de un muchacho joven es callada en algún sitio.
La chica se sienta en el otro extremo del sofá, mientras el corazón del organista se escurre.

DELIRIUM ✨ (Todos Merecemos Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora