Cap 3. Lugares nuevos
Paula
Creo que ya me estaba cabreado su presencia. Siempre se tiene que inventar alguna escusa para verme o algo. Eso si que me estaba molesta, y mucho.
Me quedé mirándolo con una ceja alzada e intentando calmarme y no decirle las primeras idiotezas y luego arrepentirme.
Conté hasta diez, respiré e inspiré. Repetí el proceso y terminé más calmada. Eso era un buen comienzo.
-Gracias.- dije al cogérselo de sus manos.- Ahora por favor, vete. Quiero estar sola.- dije al ir a guardar el mp3 en mi bolso y poner otra canción.
-¿Qué te pasa?- dijo alzando la voz. Me giré y me quedé mirándolo, otra vez.
-Solo quiero estar sola. Tu me incomodas.- me di media vuelta.- Encima que te lo pido por favor.
Terminé de decirle eso y se escuchó como se giró y se fue dando un portazo a la puerta y dejandome algo mal por la manera en que se lo dije. Pero no lo iba a mentir, deseaba estar sola durante un momento.
Puse la canción y comencé a hacer los pasos.
Esta canción era mi favorita para bailar. Me sentía muy bien cuando la terminé.
Me miré a los enormes espejos y puse una sonrisa de felicidad. Luego me dirigí hacia la esquina para sacar el cd y coger mi bolso. Al salir del estudio me fui para coger la bicicleta, y por sorpresa o no, me encontré con Javi de brazos cruzados. Esto es flipante. Ya no entendía nada. No estaba para verlo cada dos por tres, porque a el se le da la gana.
-¿Qué haces aquí?- pregunté algo molesta, y queriendo saber una respuesta digna salir de su boca. Aunque lo dudaba bastante.
-Te estaba esperando.- al escuchar eso fruncí el ceño. Este chico cada vez es peor.
-Pues siento estar perdiendo mi tiempo contigo, pero tengo prisa.- dije al intentar montarme a la bicicleta.
Y si decía eso, era porque me cogió de la muñeca haciendo que me quedara frente suya. Podía notar su respiración agitada y que se estaba cabreando de verdad. Pero debía ponerse aunque sean cinco minutos en mi lugar.
-Sueltame.- dije alzando la voz.
-NO. Vamos a hablar.- me cogió de la mano y me hizo caminar a la fuerza.
Luego me hizo subirme a su estúpida moto y no se a donde me llevó. Cuando me di cuenta que ya había parado, estábamos en lugar bastante bonito. Se podía ver toda la ciudad y no había nadie. Eso me asustaba.
-Habla de una maldita vez. No tengo todo el día.- dije chillando. Creo que se podría escuchar hasta bastantes metros desde donde estábamos.
-Quiero que me dejes de tratar como lo haces desde que nos conocemos.- dijo acercándose a mi, yo lo esquivé y me puse de espaldas.
-No es cierto. Te trato normal, como a cualquier otro.- intenté calmarme.
-No mientas. Es como si me odias. Pero eso no puede ser, porque nos conocemos desde hace muy poco.- dijo muy normal. Pero creo que tenía bastante razón en pensar eso.
-Pues si te ofendí en algún momento, lo siento. Pero así soy yo.- dije al soltar un bufido.
No sabía que más hacer o decir. Estaba algo nerviosa, ansiosa y muchas cosas más. Solo quería irme a mi casa y tirarme en la cama. Pero no. Me encontraba discutiendo otra vez con el.
-Será mejor que me lleves a casa.- dije al mirarlo fijamente.
-Si no te importa, me gustaría que nos quedaramos un rato más.- dijo bastante feliz.
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A un paso © ® (Editando...)
Romance(Historia finalista a los premios Watty) ¿Qué se siente cuando eres pobre y tu mayor deseo no lo puedes cumplir? Pues así es la vida de Paula. Una chica joven de dieciocho años, que pasó los últimos años trabajando para poder apuntarse a un estudio...