Cap.11 Yo y mi orgullo
Paula
Estaba justo al lado de la entrada puesta su mirada en mi. Cosa que me puso nerviosa. Pero no le hice caso y seguí caminando con Raúl, que al llegar. Se acercó.
Todo acabará mal, lo sabía.
-Paula. ¿Ya estás lista?- ni hola ni nada, así vamos bien.
Alcé la ceja al escucharlo.
-Voy a seguir con lo mío.- dijo Raúl al dejarnos solos e irse dentro de la casa a por otra caja más.
-¿Qué haces aquí?- ni el saludó ni yo tampoco pensaba hacerlo.
-Vine a recogerte, vamos a ensayar. ¿Se te olvidó?- parecía tranquilo. Pero yo no estaba nada tranquila. Estaba enfadada, porque me cabrea que siempre tiene que aparecer cuando menos me lo espero solo para estropearme el buen momento que paso. No era justo.
-No iré a ningún sitio ahora. Estoy ocupada.- dije al ir hacia la puerta, pero me paró cogiéndome del codo.- Sueltame.- lo miré, unos largos segundos me tenía cogida, pero luego, reaccionó y me soltó.
-Si no vienes por las buenas, vendrás por las malas.- me giré al escuchar eso.
-Pues será por las malas, porque no pienso ir a ningún lugar contigo.
Justo antes de entrar por la puerta, fue cuando sentí unos brazos rodearme y cogerme como si fuera un saco de patatas. Y al darme cuenta, me había puesto dentro del coche. Ahora si que se había pasado.
No pude ni abrir la boca, porque entró como un rayo y a los dos minutos o así, nos encontrábamos en un lugar alejado. Era una carretera desierta. No pasaba ni un coche por allí para que me pudiera llevar a casa. Solo estábamos el y yo. El coche también, claro.
Salí y me fui caminando por una dirección. No aguantaba lo estúpido que era. Y todo lo que hacía me sacaba de quicio. Y eso no volveré a permitírselo. Eso está claro.
-Paula, ven.- chilló.
-Vete a la mierda, Javi.- fui al grano y seguí mi camino.
-Camines lo que camines, te perderás y no conseguirás llegar a tu casa.- ahora me giré y lo fulminé con la mirada.
Empecé a acercarme a el y cuando lo tuve a unos pocos centímentros de distancia. Con mi dedo índice comencé a darle golpes en su abdomen.
-Esta me la vas a pagar, maldito engreído.- seguí, pero me cogió la mano y no pude continuar.
Aunque reconozco, que en realidad, hubiera preferido darle golpes, como si fuera un saco de boxeo. Pero se me ocurrió bastante tarde.
-Tu elegiste que te sacara por las malas. No te quejes.- menudo imbécil. Iba a darle más golpes, con mi otra mano, pero era listo, y la cogió.- ¿Te gusta pegarme no?- sonrió.
-Sueltame maldito.- me estaba quedando sin paciencia.
-No, hasta que no me digas porque no querías ir a ensayar. Si sigues en ese plan, no ganarémos.- el estúpido este, tenía razón. Pero es que, no aguantaba más su presencia. No la aguantaba y no había manera de arreglarlo.
Supongo que estaba tan harta de que podía hacer lo que quería. Que le cogí una manía impresionante. Y lo peor de todo, era mi asqueroso orgullo. Que a eso, no le iba a decir, lo que siento por él. Jamás lo haré. Aunque me muera de amor y no pueda olvidarlo. Pero no caeré tan bajo. Y si algún día, tuviera que admitir lo que siento. Cavaré un hoyo por donde me tiraré. Pensaba cumplir con eso. Y así, no podría admitir mis sentimientos. Que me arrepiento de ellos.
Me arrepiento de conocerlo. Por más fácil decírlo.
-Vamos a ensayar, pero al acabar, me dejas en paz. Hasta dentro de un siglo. ¿Si?- me solté bruscamente de su agarré, lo logré y noté una mirada confundida por parte de el.
-Mañana también nos vamos a tener que ver las caras. Por si lo sabías.- la sonrisa de victoria que había puesto antes, la borré de mi rostro.
-¿Cómo?- ahora la confundida era otra, yo.
-Tu abuela me pidió que te ayude con tus cosas mañana.- dijo muy feliz.
¿Feliz? Pues no lo entendía el porqué.
Pero era mejor no preguntar por ello. Mañana lo iba a descubrir. Ahora lo que deseaba, era acabar con todo esto por hoy.
Fuimos a ensayar. Cambiamos algunas cosas y por mi sorpresa, me dio la noticia de que la competición la habían adelantado para dentro de tres días. Así que, lo que me faltaba ahora. Estar durante esos días, ensayando y viéndole la cara. Cosa que no deseaba para nada del mundo entero. Pero ya veo que el destino, me lo tenía que complicar todo. Siempre será así a partir de ahora, por lo visto.
Nada más acabar con el ensayo de hoy me fui para casa. Aunque tuve que aguantar que me llevara el. No había manera de alejarme de el en ningún momento, por lo visto.
Cuando paró el coche enfrente de mi casa. Que por cierto, el camión ya no estaba. Y entonces, a Raúl, no lo iba a volver a ver jamás. Y todo por culpa de este aquí presente. Mi cara cambió por completo. Así que, decidí bajar e irme a casa. Darme una ducha relajante, y luego ya veré.
-Por lo menos un gracias y adiós ¿no?- me sorprendió por detrás.
Me giré y lo miré.
¿Un gracias y adiós? Pues sigue soñando, pensé en mis adentros.
-Adiós.- dije en el mismo momento en el que abría la puerta para entrar y perderlo de vista. Pero justo al cerrar, puso su mano para impedírmelo. Lo que me faltaba.- ¿Qué quieres ahora?- dije entre dientes.
-Mañana pasaré a por ti para ir a casa de tu abuela.- sonrió y se fue así sin más. Dejándome con la palabra en la boca.
Y si lo digo, era, porque pensaba decírle que no me tenía que recoger y tal. Pero lo hizo a posta. Es que lo sabía perfectamente. Sabía que se fue rápido para no dejarme protestar ante eso y quedarse con la suya. Pero eso iba a cambiar, ya pensaría en algo para dárle su merecido. Que se lo merece, desde hace bastante.
Cerré la puerta de mala gana y me dirigí escaleras arriba para darme una relajante ducha. Luego a lo mejor me pongo a ayudar a mi madre con algo que necesita. O si no, pues, llamaría a mi querida amiga, María. Aunque luego, me pueda arrepentir.
Al acabar mi deseada ducha. Me vestí con algo normal. La verdad que ya no me quedaba nada en la habitación. Todo estaba guardado y llevado en la casa de mi abuela. Así que, tenía un par de pantalones, camisetas... Me vestí y bajé abajo.
-Mamá..- hablé al entrar en la cocina.- ¿Cuán..- no me dejó acabar.
-Mañana te mudas con tu abuela, por eso Javi te llevará, porque también irá. Para visitar a su abuela y eso.- se acercó y se puso delante mía.- Te vamos a echar mucho de menos, pero esperamos que nos llames para avisar como va todo con las competiciones.- sonrió.
Pero esperar...
¿Mañana?
¿Mañana me tenía que mudar con mi abuela? Pero...
Me quedé en estado de mente en blanco. Shock. Y todo ese rollo.
Mañana, será cuando mi vida cambie. Será cuando, supongo, que a mi abuela le agrade y eso, pero creo que algo me dice. Que ese Javi, tendré que verlo muy, pero que muy seguido. Creo que va a estar rondando a su abuela, que será un pretexto, eso seguro, para verme a mi y marearme. Es que, eso ya me parece insignificante.
-¿Me estás hablando en serio, mamá?- caí en la primera silla que había a mi lado.
-Claro.- se dio la vuelta y siguió con lo suyo.- ¿Por qué te sorprendes? Si ya te avisé de que nos mudamos lo más rápido posible.- siguió cocinando.
En realidad si que sabía aquello. Pero todavía me era difícil creer.
-Es que, no me dí cuenta que el tiempo ha pasado tan rápido.- me levanté y le dí un beso en la mejilla.- Voy a buscar a María para dar una vuelta, si quieres que...- me interrumpió otra vez.
-Tranquila, no te preocupes, cariño. Ve con tu amiga.- sonrió y se despidió.
Salí de la casa y me fui para la de ella. Supongo que se encontraría allí. Y si no, pues no se como la iba a encontrar, ya que el móvil lo dejé cargándose en casa.
Crucé una esquina y sin darme cuenta, choqué con alguien. Al levantar la cabeza, me encontré con esos ojos color miel de Axel. Pues no me lo esperaba para nada verlo. Aunque, debí de habérmelo imaginado. Pero no estaba para pensar en eso ahora.
-Hola Paula.- sonrió al ver que era yo.- ¿Vienes a visitar a María?- pues claro que sí. ¿Si no, que haría aquí? Pensé como si fuera lo más obvio.
-Hola.- puse una falsa sonrisa, pero ahora no estaba para pasármelo bien.- Si, vengo a verla. ¿Se encuentra en casa?
-Si, estará feliz al verte. Tu hermano ya le aviso que mañana te vas con tu abuela.- ¿pero que pasa aquí? ¿Acaso toda la ciudad se tiene que enterar de mi vida privada o qué? Porque, vamos bien...
-Vale, voy a ver como se encuentra.- pasé por su lado.- Adiós.
-Adiós.- y seguí con mi camino.
Pues, por lo que habéis visto. No he tenido muy buena relación con el. Pero es que, apenas nos conocemos, para tratarlo como si fuera un amigo de toda la vida. Necesitaba más de confianza y esas cosas.
Toqué al timbre y ella misma me abrió. Que al verme me abrazó, como si no nos hubiéramos visto durante varios años. Pero la entendía perfectamente. Creo que yo estaría igual que ella si pasara lo contrario. Y era ella la que se mudaba. Aunque, iba a venir aquí todos los días. Tampoco era no vernos nunca más. Pero bueno...
-Ven.- cogió mi mano y me hizo correr hacia su habitación.
Cambios de humor.. Si, eso era.
-¿Qué pasa?- dije al sentarme en su cama sin entender el porqué, de triste pasó a impaciente por contarme algo. Lo notaba, algo le preocupada.
-Hablé con mi primo.- ah, bueno.- Si que le gustas, lo admitió.- lo que me faltaba, otra vez ese temita.- No me mires así. Creo que es un, muy buen pretendiente para ti.- dijo al soltar una risita. Pero a mi no me hacía nada de gracia, como siempre.
-María, deja de buscarme novio. Yo por mi cuenta encontraré a uno, pero ahora mismo. PASO.- dije eso último alzando la voz.
-Paula, ¿cuántas veces te tengo que decir que no entiendes nada de novios?- ¿en serio me estaba hablando de esto.- ¿Recuerdas que el primero que tuviste, no duraste ni una semana?- si lo recordaba perfectamente, pero es que, había explicación para ello. No me gustaba lo suficiente. Asentí sin nada de ganas.- ¿Y el siguiente que tuviste? Ni dos días.- vale, me estaba poniendo en rídiculo. Entre nosotras, pero, me daba hasta vergüenza.- ¿Y...- no le dejé acabar.
-YA, YA, YA...- me levanté y comencé a dar vueltas por la habitación.- No hace falta recordar esas partes de mi vida.- vi como se cruzaba de brazos.- Se lo que hago, así que, deja el tema. Hazme el favor.
No era mi culpa que no encontrara al perfecto. Y la verdad, yo no era mucho de relaciones. Supongo que al llegar la persona que me robe el corazón, será entonces, que una relación puede surgir y ser de las más largas que haya tenido hasta ahora.
-Como quieras, solo intentaba ayudarte.- dijo en seco y sentándose en el sillón que había al lado de la ventana de su habitación.
-Eme, no te enfades.- me agaché enfrente suya.- Solo que, no me gusta hablar de eso y lo sabes.- sonrió.
-Disculpame. Pero pensaba que también te gustaba.
-Si..- abrió los ojos como platos al haber dicho eso, tenía que especificar.- No, digo, que no me gusta. Aunque es guapo y parece buena persona. Pero solo lo veo y lo veré como amiga, nada más.- me levanté y me volví a sentar en la cama.- Supongo que el que me gusta de verdad es Javi. Pero entre nosotros jamás habrá algo. No se como lo haré, pero conseguiré olvidarlo.
-¿Javi?- creo que debí de haberme callado. Asentí no muy segura, por lo que se le estaba pasando por la cabecita.- LO SABÍA.- dijo de golpe y levantánose. A la vez me di un susto ante su reacción.- ¿Y cómo es eso de que no pasará nada entre vosotros?
-Pues, lo que escuchaste. Mi orgullo está ante todo y no caeré tan bajo.- me crucé de brazos. Creo que tenía que intentar pasar de este tema, porque la llevaba clara, conociéndola.
-Querida amiga, si tu no le dices lo que sientes. Lo haré yo.- la miré con odio al escuchar eso. Creerme, era capaz de hacerlo.- Un día me lo agradecerás, ya verás.- se dibujó una sonrisa victoriosa y pícara en su rostro, pero no pensaba permitírselo.
-Si lo haces, te juro que no te vuelvo a hablar en lo que me queda de vida.- antes de dejar que abriera la boca, salí de allí a toda prisa.
Puede que sea mi amiga, pero tenía que ponerse en mi lugar, aunque sea por un determinado momento.
Y también sabía, que admitiendo aquello, la había cagado. Pero ya no había marcha atrás. Ya todo había pasado. Y lo peor de todo. Que creo, que era capaz de acabar con nuestra amistad, para verme feliz con el chico que me gustaba. Así que, entonces si que mi vida cambiaría. No solo perdería a mi amiga, si no que, el, estaría todo el rato detrás. Creo que por ahora era más que suficiente eso. No podría aguantar estar más a su lado, porque seguiría sin admitir lo que siento. Eso estaba claro.Holaaa, y aquí está el capi, cm ya lo había prometidoo!! Graciasss a todoss los que leeis, en serioo,, veo cm suben las visitas, los comentarios q m dais con vuestra opinionn muchass graciass!! Si no fuera x vosotros ahora no estaría aqui agradeciendo jeje,, espero q os gustee este capii, besitoss :))
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A un paso © ® (Editando...)
Romance(Historia finalista a los premios Watty) ¿Qué se siente cuando eres pobre y tu mayor deseo no lo puedes cumplir? Pues así es la vida de Paula. Una chica joven de dieciocho años, que pasó los últimos años trabajando para poder apuntarse a un estudio...