Cap.15 Mi vida cambió

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Cap.15 Mi vida cambió

Javi

Todos lo ahí presentes, nos quedamos con la boca abierta. ¿Cómo era eso de que quedará inválida? Eso no podría estar pasando. No, no y no.

-¿Podemos verla?- sin darme cuenta, por estar perdido en mis pensamientos, había hablado María.

-No es un buen momento, pero una persona puede entrar por tres minutos, como mucho.- dicho eso nos volvimos a mirar.

Yo quería que fuera la abuela, pero me sorprendió hablándome.

-Javi, entra tu. Yo no podré.- dijo al limpiarse un poco las lágrimas de los ojos.

Yo me quedé estupefacto, porque no me lo esperaba para nada. Pensaba que iba a entrar ella o la amiga. Pero por lo visto, otra vez me equivocaba. Confiaba en mi. Pero si supiera que todo esto era mi culpa, seguro que cambiaba de parecer.

Seguí al médico, de repente, se paró enfrente de una puerta.

-Es aquí.- me señaló y entré. Cerré la puerta tras entrar yo y me acerqué a donde se encontraba.

Estaba en la cama, pálida. Una sabana la tapaba hasta la cintura. Un tubo salía de su boca. Eso me daba muy mala espina. Y por último una venda rodeaba parte de su cabeza, por lo del golpe.

Me quedé parado justo a su lado, a lo que decidí cogerla de la mano.

Se me partía el corazón verla de esta manera. De verdad que pensaba que estaba en un sueño. O mejor dicho una maldita pesadilla de la que me quiero despertar ahora mismo. Pero por lo visto, esto era la pura realidad.

Decidí hablar en voz alta. Me sentiría mucho mejor, eso seguro.

-Hola Paula.- sonreí, como si me estuviera viendo o algo.- ¿Sabes? Parezco un tonto aquí hablando solo, pero se que en unas horas ya estarás despierta. Así que estoy tranquilo.- reí.- Puede que una mínima parte de ti me esté escuchando ahora mismo, cosa que me alegraría, por eso estoy aquí plantado ante ti y diciéndote todo esto.- tosí un poco.- Quería decirte que lo siento mucho. Jamás pensé que algo así te podría pasar. No sabes como siento que todo esto es mi culpa, me lastíma demasiado verte en esta cama sin moverte, con esos ojos preciosos que tienes cerrados y por último, sin poder ver tu sonrisa perfecta.- acaricié su mano.- De verdad que lo siento. Porque si no hubiera echo caso a mi abuela para intentar hablar contigo, nada de esto hubiera pasado.- ahora mi mano se dirigía hacia su rostro, a lo que con la lema de mi dedo, empecé a acariciarla poco a poco, y quitándole un mechón que molestaba.- Y otra cosa, aunque estés en un hospital, pálida o lo que sea, te sigues viendo igual o más hermosa que siempre.- sonreí por último.- Supongo que esto era lo que te quería decir. Ahora me iré para dejarte sola, pero te prometo que volveré. Por ti.- me acerqué y besé su frente.- Cuidate preciosa, se fuerte.- iba a darme la vuelta para irme, pero sentí como me cogía de la mano, la que le sujetaba.

Sus ojos se estaban abriendo poco a poco, decidí llamar al médico para avisarle que ya había despertado. Pero ella no me soltaba.

-Tranquila, solo iré a avisar al médico de que despertaste.- besé otra vez su frente y salí.- ¡Doctor! ¡Despertó!- chillé y volví a entrar en la habitación.

Paula

No mentiré, pero me alegró verlo allí a mi lado. Lo último que recordaba, era que habíamos discutido. Luego, todo se volvió negro hasta ahora. Que al fin pude abrir los ojos.

Miré mi alrededor y observé la habitación del hospital. ¿Por qué estaba en el hospital? ¿Qué habrá pasado? Intenté hablar, pero al bajar la mirada, pude ver que un tubo había entre mis labios y no me lo permitía.

A un paso © ® (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora