1.7 - Ahora o nunca

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OFICINA S.T.A.R.S.

Gisele entró a la oficina, encontrándose con Jill sentada en el piso rodeada de carpetas, y a Barry acomodando algunas cajas en un estante.

—¿Siguen buscando esos planos? —preguntó sorprendida dirigiéndose a su escritorio.

—Sí, pero no hay nada —respondió Jill, que apenas y despegó la vista de su actividad para mirar a la recién llegada—. Ya es tarde, y realmente quiero irme a casa.

—Mañana daré otro chequeo ―anunció Barry―, mejor descansamos por hoy.

—Sí, hay que descansar —apoyó tras sentarse pensativa en la silla de su escritorio.

—¿Todo bien Gisele? ―cuestionó Jill al notar su seriedad. Ese gesto solamente podía deberse a una cosa y era que ya tuviera una teoría, lo cual no era posible, ya que solía alardear de sus descubrimientos y posibles conexiones, y en ese momento no lo estaba haciendo.

—Sí, será mejor que me vaya. Necesito reponerme de un golpe.

—¿Un golpe?

―Un golpe de realidad —respondió colocando la mano en el pecho.

—...Oh

Justo en ese momento, Joseph llegó a la oficina, pero debido a que ya era tarde y se vaciaba la comisaría en su mayor parte, se encontraba en un completo silencio que le permitió escuchar detrás de la puerta antes de entrar.

—¿Es por el asunto con Ryman? —inquirió Barry. Gisele tomó su mochila, y la colgó por el hombro, acercándose al escritorio de Jill, donde se recargó.

—Lo de Kevin fue para no ilusionarme con lo que realmente quiero. Creí que podría funcionar, pero Wesker dejó muy claro el problema en el que me metí. Solamente compliqué más las cosas, y ahora estoy hecha un lío.

—¿Y qué es lo que quieres? —preguntó Barry.

—Más bien —interrumpió Jill, entrecerrando los ojos, al tiempo que juntó las carpetas para ponerse de pie—, ¿de quién estamos hablando?

—De Joseph —confesó con la mirada en el piso.

Joseph, al escuchar esto, se sorprendió bastante, pero no entró. Decidió seguir escuchando.

—¡¿Qué?! —exclamaron ambos, demasiado sorprendidos.

—Dime que estás de broma —repuso Jill. Fue tal la impresión, que dejó las carpetas sobre uno de los escritorios, para recargarse cruzada de brazos en la pequeña división de los cubículos.

—Ojalá pudiera decirte eso.

—¿Joseph? —Barry preguntó articulando un gesto confuso.

—¿Se lo dijiste?

—Quería hacerlo, Jill. Pero... ya saben cómo es él. Cuando no quiere hablar, simplemente se queda en silencio.

—Pero, Joseph... —caviló Barry rascando su nuca, pero Jill, alertada, le advirtió con la mirada que se callara.

Joseph comenzó a ponerse nervioso al escuchar que su veterano amigo podría hablar. «Donde la cagues Burton...» pensó.

—Así que no dijo nada —comentó Jill.

—Dijo que está enamorado, solo eso. No me dijo ni siquiera de quién.

—Vaya...

—Estábamos hablando, y fue un momento totalmente perfecto para decirlo, pero no dijo nada —continuó con exasperación, articulando con sus manos un gesto de frustración—. Se supone que soy su amiga y me esconde esas cosas.

Peligro Biológico. Sin escape | Fan Fiction | En proceso lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora