3.3 Secuelas

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El ruido de la cerámica chocando con la mesa, y el olor a café recién hecho, hizo que Gisele despertara. Se quedó por un momento contemplando a la nada, recordando algunos de sus habituales despertares, pero justamente eso la hizo regresar a la realidad.

No se trataba de quien ella deseaba la acompañara esa mañana, él solía acompañar su presencia con música, y aunque Richard solamente hacía café y leía las noticias en el diario, siempre había música de fondo.

Esa mañana solo había murmullos.

Se sentó sobre la orilla de la cama, y meditó, centrándose en las voces que se adueñaron de su cocina unos segundos antes de ponerse de pie.

—Creí que no despertarías hasta más tarde —dijo Richard mirando de soslayo a su amiga que, cruzada de brazos, se recargó contra una de las encimeras de la cocina.

Su apariencia mostraba una batalla perdida, sus ojos enrojecidos por la mezcla de llanto y embriaguez, hacían juego con las marcadas ojeras, prueba de sus desvelos. Se encontraba despeinada, y sin mucho que le cubriera el cuerpo, excepto unas bragas de encaje que cubrían sus glúteos por la mitad, y una de las pocas camisas de cuadros que Joseph llegó a dejar en su departamento, abotonada a medias.

—Gisele, ¿cómo te sientes? —Se apresuró a preguntar Kevin colocándose de pie para acercarse a ella, ignorando el evidente aspecto.

—¿No tienen casa? —inquirió con la voz adormilada.

—Te he buscado toda la semana. ¿Dónde te has estado metiendo? —cuestionó Richard girándose sobre su lugar para mirarla, omitiendo una respuesta.

—¿Acaso importa?

—Claro que importa, solamente mírate. Ryman es demasiado amable para decírtelo, pero apuesto a que lo ha notado.

—Lamento mucho lo que les pasó —dijo el pelinegro—. Richard ya me puso al tanto de todo.

—¿Y de qué sirve que lo sepas? —refutó ella a la defensiva.

—Él podría ayudarnos a mantenernos informados, o cualquier cosa dentro de la comisaría sin que terminen por vetarnos.

—¿Y acaso eso servirá realmente?

—¿Por qué no?

—Billy y yo llegamos a la conclusión de que Irons probablemente haya estado enterado de los movimientos de Wesker, e incluso hasta esté enredado con la corporación.

—¿Quién es Billy? —preguntó Kevin con curiosidad.

—Un convicto/un amigo —respondieron ambos S.T.A.R.S. al unísono mirándose.

—¿Un amigo? ¿De verdad un asesino es tu amigo? —cuestionó Richard con desconcierto.

—No es un asesino —defendió ella—, y por supuesto que es un amigo. Está de nuestra parte.

—¿Qué hay de los custodios que lo trasladaban? ¿Ya se te olvidó? ¿Qué esperas al confiar en alguien así? ¿Que nos traicione por la espalda como lo hizo con ellos?

—Espera, no me mencionaron nada de esto ¿Un asesino? —preguntó Kevin confundido.

—A estas alturas, Richard, deberías saber que no fue él quien asesinó a esos custodios —replicó inquieta y a la defensiva—, fueron las mismas criaturas que le quitaron la vida a Joseph.

—Gisele, ese hombre era trasladado por asesinar a veintitrés personas.

—Una falsa acusación, ¿y sabes? Le creo. Gracias a él pudimos descubrir muchas cosas allí dentro, fue bastante útil.

Peligro Biológico. Sin escape | Fan Fiction | En proceso lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora