4.1 - Sin escape

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Calles Raccoon

Perímetro Central

Aunque los policías y equipos especiales trataban de luchar con esa amenaza, había una desorganización que los llevaría muy pronto a su propia destrucción. Había más de un cuerpo policiaco y organizaciones, las cuales no se detenían a presentarse sino más bien, llegaban haciendo frente al caos.

Los zombis no eran amenazantes en absoluto, podían pasar desapercibidos de uno, dos, hasta cinco, pero en grupos, eran realmente amenazantes. Lentos pero amenazantes, y no faltaba uno que otro civil torpe y nervioso que no supiera controlarse y terminara bajo estas multitudes de bioarmas.

Eran estorbos que le costaban la vida a más de un policía que, desconociendo el procedimiento y a falta de conciencia y lógica, se acercaban a tratar de ayudar.

Su humanidad les costaba la misma.

Richard, al igual que Gisele, sabía que ese caos pasaría y no dejaría buenos resultados.

Si pasaba en Raccoon, podría pasar en cualquier otra ciudad cercana y no podían permitirlo, tenían que encontrar la manera de evitarlo. Su deber era sacar toda esa mierda a la luz. El mundo entero debía saber lo que estaba pasando allí y quién había sido el responsable.

No había un solo lugar despejado. Las ráfagas de las ametralladoras iluminaban los callejones, mientras que, en las calles, los civiles seguían corriendo y los policías, tras sus barricadas improvisadas con patrullas, no dejaban de disparar.

Algunas calles se encontraban bloqueadas, y se veían obligados a rodear para encontrar un camino despejado que les permitiera llegar a Jill.

En su camino, se encontraron en varios puntos de la ciudad a algunos equipos de respuesta rápida de la comisaría, que tras detener el vehículo que los transportaba, salían de un brinco uno tras otro de la cabina.

Eran muy notorios por el equipo de seguridad que portaban. Algunos complementaban el casco con un pasamontaña y otros simplemente lo veían innecesario.

No se podía hacer mucho para lograr controlar los ataques, y fue que entonces vieron llegar equipos de militares locales, los cuales tampoco duraban mucho al no conocer realmente la amenaza a la que se enfrentaban y que, poco a poco, estaban ganando la batalla al obligarles a retroceder hasta quedar acorralados, y sin una opción de salir con vida.

No había escapatoria.

Richard y Gisele no podían hacer mucho por ayudar, y que otros cayeran, les aventajaba en su intento de escape, les daban minutos extra de vida.

Hacia dondequiera que corrieran eran sorprendidos por las bioarmas que parecían salir de la nada. No estaba bien. Nada estaba bien y ella no quería participar en una batalla que ya estaba perdida.

Evitaron las multitudes, y si un bastardo se atravesaba en su camino, lo eliminaban.

Estaba invadido por esas criaturas que caminaban en grupos. Pero los policías no se daban por vencidos. Seguían luchando los que quedaban vivos, y los que terminaban heridos, eran a causa de las mordidas que, los sentenciaban a una muerte segura.

Gisele se detuvo a un lado de unos de los vehículos de respuesta rápida que recién llegaba a dar apoyo. No estaba ofreciendo su ayuda, ni siquiera tenía intenciones de hacerlo. Se acercó a los que yacían muertos, levantando las armas de alto calibre que estaban atrapadas en las manos de los cuerpos inertes. Cuerpos que ya no las necesitarían porque regresarían a la vida sin conciencia propia.

Richard, al verla, la imitó.

Se mezclaron entre los oficiales, resguardándose en las patrullas que simulaban ser barricadas. Avanzaron dejando caer al piso un rifle por una escopeta tras haberse terminado la munición que no se molestaba en buscar para recargar. No quería gastarse la suya, así que tomar todo lo que encontraron a su paso, desechando y recolectando, era una táctica que de pronto les funcionaba para ahorrar esa munición que Richard consiguió de Kendo y que, les serviría cuando realmente se agotaran los recursos.

Peligro Biológico. Sin escape | Fan Fiction | En proceso lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora