1.3 - Quejas

23 6 44
                                    

MINUTOS ANTES...

A pesar de los múltiples homicidios que se habían desencadenado recientemente en la ciudad, las personas ignoraban el peligro que se avecinaba. Le atribuían al departamento de policía estar haciendo su labor, misma que mantenía al equipo élite ocupado con horas extra.

—Hey, Gisele —llamó Richard alcanzando a su amiga cuando estaba por cruzar la calle hacia la comisaría—, has caído del cielo, muñeca. Qué bueno que te veo.

—¿Ah sí? —inquirió sin dejar de caminar con él a su lado—. ¿Y eso cómo por qué?

—Necesito un consejo tuyo.

—¿Mío?

—Ahá.

—¿Ahora qué hiciste?

—¡Ese es el problema! ¡No sé qué hice! ¿Recuerdas la chica del spa?

—¿Qué con ella?

—Salimos hace dos días.

—Vaya. ¿Qué hay de sorprendente en eso? Sales con chicas como cambias de calzoncillos.

—Todo iba bien, muy bien. Incluso propuso que nos conociéramos más, así que ayer la invité al gotcha. No se lo creyó y la llevé a una sala de tiro real.

—¡¿Qué tú hiciste qué?! —espetó sorprendida, casi escupiendo el café.

—No fue tan malo —respondió encogiéndose de hombros, y rascándose la nuca—, pero hoy la llamé para invitarla a cenar. Ella dijo que no podía dejar a su hámster solo porque tenía diarrea.

—¿Es una broma, Richi? —El chico negó con la cabeza en silencio—. ¿En serio? Jamás había escuchado un pretexto así. Es una señal clara, asustaste a la chica.

—Te he dicho que no es una broma.

—Tal vez deberías buscar nuevas opciones, un campo de tiro no es lo ideal para la mayoría de las chicas.

—A ti te gusta ir al campo de tiro —añadió un poco confundido.

—Alto ahí. No hablamos de mí, galán. Ella es recepcionista de un spa, está acostumbrada a la tranquilidad, no al ruido. ¿Cómo se te ocurre, idiota?

—Ese es el problema, nadie me entiende como tú, nena —Ella dio un sorbo al café, y asintió—. Deberías considerar el aceptar tener una cita conmigo —mencionó a propósito al ver que Joseph Frost se acercaba a ellos.

—Dudo que tengas una idea sobre mi concepto de cita —rechazó con sutileza.

—¿Una cita ustedes? ¿Estás de broma, amigo? —interrumpió Joseph con una sonrisa en su rostro, rodeando con su brazo los hombros de Gisele.

—Podrías mostrarme tu concepto de cita, muñeca —sugirió con tono juguetón—. No sería problema para mí.

—No lo creo —aclaró ella—. Una salida contigo sería únicamente sobre apuestas que sabemos, no ganarías.

—Yo podría apostar —agregó Joseph.

—Eres demasiado bueno, Joss —halagó Gisele codeándolo ligeramente—. Una victoria para mí no es siquiera una opción contigo como oponente.

—Al menos esta vez no se cobraría sin mi presencia —reclamó Richard entrecerrando los ojos.

—Seguro —La risa de Joseph contagio a su compañera.

—No fue mi culpa que te lo perdieras —Se deslindó Gisele, y Joseph la miró fijamente hasta provocar que las mejillas de su compañera se encendieran levemente.

Peligro Biológico. Sin escape | Fan Fiction | En proceso lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora