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Para la hora de la cena, decidí colocarme la ropa más elegante que tenía: unos tacones playeros negros, un pantalón tiro alto azul oscuro y una blusa blanca hasta los codos. Después de todo iba a conocer al rey ¿cierto?
Cuando ya estuve lista para mi opinión, salí de mi habitación y lo primero que ví fué una cálida sonrisa marcada con hoyuelos.
-Nos volvemos a encontrar, señorita Armstrong. _la chica de ojos lindos llegó hasta mi totalmente diferente a como estaba en el primer instante en que la conocí.
Llevaba unos botines azules, un pantalón de mezclilla y una blusa azul con blanco manga larga.
-Deja de seguirme Chankimha. _bromeé agitando mi cabello.
-Bueno... Es que tu tienes algo que me es imposible separarme de ti. _comentó totalmente seria, pero después mostró su acostumbrada y espléndida sonrisa. No sé porqué, pero sentí un ligero cosquilleo en el estómago al ver su sonrisa.
-Muy graciosa señorita Chankimha. _le di un breve empujón y ella volviendo a ofrecerme su brazo empezó a caminar junto a mi. -¿Sabes dónde está mi hermanita?
-Mi madre quedó tan encantada por ella, que decidió llevársela de compras. También me dijo que mañana la llevaría al club campestre para enseñarle a jugar golf. _sonreí felizmente ante sus palabras.
Charlotte con su encanto era capaz de ganarse a todas las personas de su alrededor y me alegraba demasiado saber que a la reina la había cautivado.
-Veo que te alegra mucho esa información. _me miró fijamente con esos bellos ojos que me encantaban realmente.
-Me alegra demasiado. Antes de llegar aquí pensé en que tal vez a Charlotte le costaría adaptarse, pero me encanta que no lo esté tomando tan mal. _confesé ganándome otra sonrisa de Freen mientras bajábamos por las enormes escaleras y yo seguía pensando que ese tubo se veía bastante divertido.
-Tu hermana es un encanto, eso ya lo dije pero... ¿A ti te costaría adaptarte? Lo digo, porque eres mayor que ella y lo que llevas de vida has estado en Miami. _antes de que pudiera contestar su muy interesante pregunta, la voz de un hombre nos interrumpió.
-Hija querida. _ambas giramos a verlo y a Freen se le formó una sonrisa de cariño en su rostro.
-Padre querido. ¿Ya conoces a la nueva integrante de la familia? _me señaló después de abrazar brevemente a su padre. El rey.
-Desde que es una bebé. _el rey ahora me abrazó a mi como si fuera una de sus hijas y después se me quedó mirando unos segundos. _Tu padre y yo eramos muy buenos amigos. _explicó con una mirada de nostalgia y yo le sonreí con entendimiento.
-Tus modales padre. _dijo Freen guiñándome un ojo.
-¡Oh vaya!... Soy Saint Chankimha, rey de Greenwood y me alegra recibirte a ti y a tu hermana en mi reino. _extendió su mano y yo la acepté recibiendo un beso en el dorso de mi mano.
-Soy Rebecca Armstrong y también me encanta estar aquí. _recibí otra sonrisa del hombre y allí me di cuenta de que sus ojos eran idénticos a los de la chica a mi lado y su sonrisa era casi idéntica. Siendo sincera nunca había visto una sonrisa tan deslumbrante en una persona.
-Será mejor ir al comedor, tu madre y hermana deben estar esperando, sabes que ellas no empiezan si no estamos todos.
Freen asintió y ambas caminamos junto al amable hombre por los limpios y enormes pasillos del castillo. Finalmente llegamos hasta el famoso comedor y casi se me cae la mandíbula, sin exagerar podrían caber 50 personas en aquel hermoso comedor. Pero extrañamente seguimos nuestro camino hasta llegar a una puerta.
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Éternité (Freenbecky)
AcakRebecca Armstrong tiene la vida que una adolescente de su edad no querría tener en un millón de años. Aún así, ella mantiene su positivismo ante la vida aunque esta no quiera estar a su favor. Rebecca tiene sueños... Y como toda chica inocente piens...