Polos Opuestos || Jenna Ortega x Fem.

Chapter 1 - El piloto.

𝙋𝙤𝙡𝙤𝙨 𝙊𝙥𝙪𝙚𝙨𝙩𝙤𝙨.

Era una tarde cálida en la residencia de los Pattinson-Olsen, situada en Los Ángeles, California. Sin embargo, el ambiente dentro de la casa estaba lejos de ser tranquilo. Como era habitual, Charlie Pattinson y Jenna Ortega estaban enfrascadas en una disputa que hacía eco por toda la casa.

Las niñas, que apenas tenían cinco años, nunca habían logrado llevarse bien, a pesar de que sus padres compartían una amistad de muchos años. El odio entre ellas era palpable, una rivalidad nacida de diferencias profundas y sostenida por continuas provocaciones.

— Chicas, es suficiente. — la voz firme de Robert Pattinson interrumpió la pelea, separando a las niñas.

—Te odio. — la pequeña Jenna Ortega, con lágrimas en los ojos, declaró con tristeza.

—Yo te odio más, rarita. — respondió Charlie con frialdad, su mirada azul intensa y desafiante.

Jenna, sin poder contener más el dolor, salió corriendo hacia el baño. Sus padres, Natalie y Edward Ortega, observaban la escena con creciente descontento. No era la primera vez que esto sucedía, y sus miradas hacia los Pattinson-Olsen reflejaban su frustración.

— Esa niña no merece lo que le haces pasar. — Elizabeth, molesta, dirigió sus palabras hacia Charlie.

— ¿Entonces... merece más odio? — Charlie sonrió juguetonamente, disfrutando del caos que había causado.

— Charlie... — Elizabeth, la madre de Charlie, negó con la cabeza, desconcertada por la actitud de su hija.

— Estás castigada. Ve a tu habitación. — ordenó Robert, quien siempre tomaba una postura más estricta con Charlie. La niña soltó una risita, pero obedeció sin resistencia.

Mientras Charlie subía las escaleras, cruzó miradas con Jenna, que seguía llorando en el baño. Sin compasión, soltó una risa antes de desaparecer por el pasillo.

— Lamentamos todo esto. — se disculpó Robert cuando alcanzaron a los Ortega en la entrada del baño.

— Ya hemos entendido que no somos bienvenidos en esta casa llena de privilegios. — dijo Edward con frialdad mientras Natalie levantaba a Jenna en brazos.

Con una última mirada de reproche, los Ortega se dirigieron hacia la puerta principal.

— Perdonen a Charlie, solo son niñas... aún no entienden lo que hacen. — Elizabeth suspiró, siguiéndolos.

— El día que su hija deje de hacerle la vida imposible a la nuestra, ese día podremos volver a ser amigos. — Edward lanzó una última mirada de advertencia antes de salir de la casa.

— Cuídense. — murmuró Elizabeth al aire, cuando ya era demasiado tarde.

Robert cerró la puerta con un suspiro pesado. Sabía que debían hacer algo para frenar el comportamiento de su hija. Así que, sin perder más tiempo, él y Elizabeth subieron a la habitación de Charlie para tratar de razonar con ella.

— Charlie, necesitamos hablar contigo. — dijo Elizabeth al entrar en la habitación.

—Querida, creo que debería encargarme de esto. —intervino Robert, consciente de que un regaño firme de su parte era probablemente la única forma de que Charlie empezara a comportarse mejor. Ni siquiera Elizabeth había logrado controlar su actitud rebelde.