Chapter 3 - Niña de cristal.

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En los días siguientes, Charlie y su grupo comenzaron a hacerle bromas pesadas a Jenna y Olivia. Esta última contaba con el apoyo de sus amigos Noah y Finn, a quienes Jenna había conocido recientemente. Se llevaron bien de inmediato, pero todos ellos se convirtieron en el blanco de las burlas y acosos de Charlie y sus amigas. Olivia, Noah y Finn ya estaban acostumbrados a este tipo de situaciones, pero Jenna, aunque resistía, sentía el peso de las agresiones.

Una noche tranquila en la casa de los Pattinson...

— Charlie, no has tocado tu comida. — dijo Elizabeth, dirigiéndose a su hija con una mirada preocupada.

— No tengo hambre — respondió Charlie sin ninguna expresión en el rostro.

El ambiente en la mesa se volvió incómodo. Robert observaba a su hija en silencio.

Las cenas en la casa de los Pattinson casi siempre eran así. Charlie y Robert no se llevaban bien, y a pesar de los intentos de Elizabeth por unirlos, la paz en la mesa parecía siempre esquiva.

— No sabes a quién me encontré ayer — dijo Charlie, rompiendo el silencio con una sonrisa maliciosa. — Los Ortega están en Washington.

— ¿Los Ortega? — preguntó Robert con curiosidad.

— Pero los odiabas. ¿Qué te emociona de verlos? — cuestionó Elizabeth.

— Dios, podré volver a molestar a su hija, como en los viejos tiempos — respondió Charlie, mientras tomaba un sorbo de su jugo.

El sonido del tenedor de Robert al caer sobre el plato hizo que todas las miradas se dirigieran hacia él.

— Si me entero de que vuelves a molestar a esa chica, te aseguro que sabrás quién soy realmente — dijo Robert en tono amenazante, mirando fijamente a Charlie.

Charlie quedó boquiabierta ante la advertencia de su padre.

— Mamá, ¿con quién te casaste? — preguntó sin apartar la mirada de Robert.

— ¿Quiénes son los Ortega? — intervino Pierce, curiosa por la conversación.

— Unos viejos amigos — respondió Elizabeth.

— Y pobres, créeme, Pierce, no querrás conocerlos — agregó Charlie, burlándose mientras miraba a su hermana menor.

Pierce frunció el ceño, confundida.

En ese momento, alguien tocó la puerta.

— Yo voy — dijo Elizabeth, levantándose de la mesa.

— ¿Amelia? — exclamó Pierce, recordando que su amiga vendría a pasar la noche.

Pierce salió corriendo, dejando a Charlie y Robert solos en el comedor.

— No quiero ser así, Charlie, pero debes entender quién manda aquí. Sé que no te cansarás de molestarla, así que te advierto una cosa: no vuelvas a hacerlo. Porque aquí, el monstruo eres y siempre serás tú. De nada sirve ser linda y millonaria si eres una pésima persona — dijo Robert, dirigiéndole una última mirada severa antes de retirarse.

Charlie, impactada, se levantó rápidamente y salió del comedor antes de que su madre regresara. Corrió hacia su habitación y se encerró en el baño. Al mirarse en el espejo, una mezcla de enojo y frustración la invadió. Sus ojos se humedecieron por la rabia, pero decidió que no dejaría las cosas así.

En ese momento, Pierce irrumpió en su habitación sin tocar.

— Charlie, ¿quieres venir a mi pijamada? — preguntó con entusiasmo.

Polos Opuestos || Jenna Ortega x Fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora