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Eric y Luna. Luna y Eric.
Desde pequeños, siempre habían sido ellos.
Él siempre con su balón, y ella siempre siguiéndole y animándole donde fuera.
Ella era su fan número uno.
Él le prometía estar siempre juntos. Ella se lo creía e imaginaba una vida a su lado.
Pero un día, simplemente se separaron, sin entender muy bien ese distanciamiento innecesario por parte de ambos.
•••
—Prometo llamarte todos los días.
—Prometo apoyarte donde quiero que vayas.
Después de esto, se dieron un fuerte abrazo, el cual ninguno de los dos quería romper, pero de alguna manera, lo hicieron cuando Eric empezó a escuchar unos sollozos.
—No se que voy a hacer sin ti Eric, nunca he estado sin ti, desde que nací, ahí estabas tú — le dijo Luna mirándole directamente a los ojos.
—Yo tampoco sé qué voy a hacer sin ti, ni siquiera recuerdo cómo era mi vida antes de conocerte, quiero decir, tenía un año —bromeó intentado relajar el ambiente.
—Te quiero mucho Eric, nunca olvides eso porfavor —dijo Luna ocultándose en el cuello del catalán.
—Yo te quiero más, Luna —contestó el acariciando el pelo de la chica —. Prometo dedicarte mi primer gol, pase lo que pase.
Ante estas palabras, la chica rompió a llorar sin poder controlarlo, haciendo que la despedida fuera cada vez más dolorosa.
•••
Ya habían pasado 7 años de esa despedida de ambos adolescentes, donde tenían 15 y 16 años. La comunicación entre ambos al principio era constante, se llamaban todos los días y se contaban cómo les había ido el día o que habían hecho, pero poco a poco, sin ambos darse cuenta, esas llamadas diarias se convirtieron en semanales, para después llamarse de vez en cuando algún día del mes, para finalmente no llamarse ningún día, haciendo que ambos supiera sobre la vida del otro a través de las redes sociales.
