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—João, necesito que me ayudes, no sé qué ponerme —avisó nerviosa Daniela a su novio, al cual se encontraba viendo un programa en la televisión de la habitación.
—Estrelinha, te ves bien con cualquier cosa —le sonrió el, pero ante la mirada de su novia, se dio cuenta de que esa no era la respuesta que estaba buscando —. El vestido negro con el lazo de detrás, me gusta mucho como te queda —dijo ahora con una sonrisa, ocasionando que otra se instalara en la cara de Daniela.
—Te quiero, eres el mejor —dijo acercándose a él para darle un corto beso en los labios.
La chica fue a cambiarse, y João aprovechó ese momento para buscar que ponerse el también. Terminó eligiendo unos pantalones chinos y una camisa simple blanca, dejando el primer botón desabrochado.
Una vez el estuvo vestido, fue a la habitación de vuelta, donde suponía se encontraba la chica grabando un get ready with me, como siempre hacía, pues ella era tiktoker y su contenido se basaba en eso.
—Ahora voy a ponerme el colorete de... —dejó de hablar cuando oyó como la puerta se abría, causándole una sonrisa — Mirad chicos, parece que tenemos visita —dijo ahora hablando a la cámara del móvil —, ven amor, saluda.
—Hola a todos, espero que todos los que vayáis a ver este vídeo seáis culés —bromeó, ocasionando una risa por parte de Daniela, para después dejar un beso en su frente e ir al baño a peinarse, oyendo a su novia grabar el vídeo de fondo.
—Bueno mis niñas, este es el resultado final, espero que os haya gustado y como siempre, os dejo más cositas en mi otra red social, os quiero —terminó lanzando un beso a la cámara. Una vez terminó de grabar, revisó rápidamente el video para después publicarlo en Tik Tok.
—Estrelinha, necesito tu ayuda —dijo el portugués desde el baño.
—¡Voy! —contestó ella a lo lejos —Dime, que pasa.
—Necesito tu ayuda con el pelo, solo me gusta como me queda cuando me peinas tu —ella soltó una risa.
—A ti lo que te gusta es que te toque el pelo, que es distinto —dijo, apasionando que ambos se rieran —. Anda, siéntate en la tapa del váter que si no, no llego.
El portugués le hizo caso y se sentó, mientras veía como ella cogía los productos necesarios para peinarle, y una vez tuvo todo listo, empezó con su tarea.
Cuando terminó, aprovechó la oportunidad de tener fotógrafo personal como agradecimiento por el peinado, y esa era una carta que no tardaría en utilizar.
