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Pablo estaba yendo junto a Balde, su compañero de equipo, a una tienda de tatuajes, ya que el moreno quería hacerse un pequeño detalle como una especie de homenaje por haber ganado la liga con el Barça. Pablo había ido más bien obligado, ya que no le apetecía para nada desperdiciar una tarde de sábado en ver como le inyectaban tinta a su amigo, pero le había tocado a él, ya que le debía una a Balde.
—Gavi bro, alegra esa cara, si no van a tardar nada.
—Eso dices ahora, cuando estés gritando como una niñita te voy a subir a todas las redes sociales.
—Atrévete —le miró con burla, abriendo la puerta del establecimiento. En la caja del sitio, se encontraba una chica que les sonrió nada más verles. Y o Dios mío, era la sonrisa más bonita que Pablo había visto en toda su vida.
—Hola Ale, cuánto tiempo —Pablo salió de su embobamiento y se dio cuenta del tono de burla que había empleado la chica.
—Uy si, cuando ha sido la última que nos vimos, ¿esta mañana? —contestó de la misma forma.
—Creo que me he perdido algo —dijo perdido Pablo, queriendo una explicación.
—Casi se me olvida, Pablo, esta es Luna, mi vecina, y Luna, este es Pablo, mi compañero de equipo —les presento Balde.
—Se quien es —hizo una pausa, como si estuviera dudando en decir lo que tenía en mente —, el niño que se tira de cabeza a por el balón como quien se tira a una piscina —terminó por soltar, ocasionando su risa y la de Balde.
—Bueno, esto es muy divertido, pero he venido a que me hagas un tatuaje —cortó la risa el moreno.
—Ósea que al final te lo vas a hacer —medio cuestionó ella, ya que la respuesta era obvia.
—No ves que si, payasa —le dijo el de broma.
—Tócame los cojones y te tatuo el nombre de tu ex —Pablo empezó a reírse, mientras Balde miraba entre divertido y asustado a Luna —. Bueno, basta ya de hablar, ¿tú vas a entrar o prefieres esperar aquí? —le preguntó esta vez a Pablo, que tardo unos instantes en contestar, aún con la mirada de Luna expectante.
—Si, si, claro, aquí me aburriría.
—Perfecto, pues vamos a esa sala de ahí que es donde está todo, seguidme —indicó Luna comenzando a andar, con los futbolistas tras ella.
—Vale Alejandro, ¿se puede saber que quieres exactamente? —dijo mientras se sentaba en la silla y empezaba a preparar todo.
