¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Adriana se encontraba en el centro de Barcelona, con sus amigas de compras, dispuestas a crear outfits entre ellas para decidir que ponerse para la fiesta del día siguiente.
—Adri, esto te quedaría genial —le dijo una de sus amigas agarrando una falda corta de color negro.
—Si, y yo lo puedes poner con un top negro —agregó una de ellas.
—Vosotras queréis que me dé una hipotermia o cómo va la cosa —dijo con burla.
—El frío es psicológico —bromeó una de sus amigas.
—Pensándolo bien, me puedo poner esa falda con unas botas y mi chaqueta negra de cuero —dijo, y todas sus amigas asintieron en señal de afirmación —. Perfecto, ahora vamos a ver que encontramos para vosotras.
Suguieron unas cuantas horas entrando y saliendo de las tiendas, hasta que se hizo algo tarde. Cuando estaban andando tranquilamente por las calles de Barcelona, se percataron que había un grupo de chicos de más o menos su edad que no les quitaban la mirada de encima. Adriana miró en su dirección cuando sus amigas le avisaron y se encontró con la mirada de un chico con la sonrisa más perfecta que había visto en su vida.
Adriana se quedó varios minutos mirando embobada a ese chico, el cual tampoco apartó la mirada de ella, y cuando quiso darse cuenta, se había levantado y estaba yendo hacia ella.
—Tía, está viniendo —dijo una de sus amigas.
—Cállate, cállate que me muero aquí mismo —contestó con vergüenza Adriana, dejando de mirar al chico y intentando meterse en la conversación que estaban teniendo sus amigas.
—Hola —escucho Adriana de pronto, teniendo que levantar la mirada, pues sus amigas y ella habían optado por sentarse en un banco a descansar un poco —, ¿me puedes pasar tu insta? Me llamo Marc —dijo simple el chico, dedicándole una sonrisa cuando terminó de hablar, para después acercarle su móvil con el buscador de Instagram abierto.
—Si claro —contestó ella devolviéndole la sonrisa, y cogiendo el móvil para escribir su usuario —. Ahí lo tienes —le devolvió el móvil y le dio una sonrisa.
—Ahora te solicito —dijo, y se fue de vuelta con sus amigos.
—Tía, de cerca es mucho más guapo.
—Que suerte tienes —oyó que dijo una de sus amigas, y luego se rio. De pronto, sintió su móvil vibrar, y vio que era una notificación de Instagram.
