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Rodrigo se encontraba nervioso, encerrado entre cuatro paredes hasta que fuera el momento de salir y dar uno de los pasos más importantes en toda su vida; casarse.
Aún recuerda el momento exacto en el que conoció a Judith, y es algo que no olvidaría nunca.
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—En unos momentos, podremos hablar con Rodrigo Riquelme, el protagonista de este partido y marcador del gol de la victoria —oyó Rodrigo a lo lejos, mientras se dirigía a la zona de entrevistas —¡Rodrigo, aquí porfavor!
Cuando oyó su nombre, se giró en busca de la mujer por la que había salido, y cuando la encontró, no pudo hacer nada más que sonreír, era preciosa, la mujer más preciosa que el había visto en su vida.
Cuando Judith vio que el futbolista se aproximaba a ella, no pudo evitar sonreír con nerviosismo. Rodrigo se colocó en la zona donde iba a dar lugar la entrevista, que no tardó mucho en empezar.
—Nos encontramos con Rodrigo Riquelme, anotador del gol que ha llevado al equipo a la victoria del partido —miró a los ojos a este, y se encontró con que ya la estaba mirando con una sonrisa en la cara —. Mi nombre es Judith, y me gustaría hacerte unas preguntas.
—Claro, estaré encantado de responderlas —dijo el mirando embobado su sonrisa. Jamás había visto una sonrisa tan bonita.
Y así transcurrió la entrevista, entre preguntas que hacía la chica y las respuestas de él, sumando a la sonrisa que se había instalado en sus caras desde que se había visto y todavía permanecía en su sitio.
—Esto ha sido todo Rodrigo, muchas gracias por responder y darnos un poco de tu tiempo.
—Ha sido un placer, espero que me entrevistes más veces —le dijo coqueto, girándole un ojo al final, haciendo que ella se sonrojara.
—Ya estamos fuera, Judith —le avisó su cámara.
—Oye puede que esto sea un poco precipitado, pero ¿me podrías pasar tu número? —preguntó el futbolista.
Y fue con esa frase que todo empezó a avanzar.
•••
Ahora, años más tarde y muchas entrevistas después, se encontraban a punto de unirse eternamente en su boda, algo que hacía a ambos tan felices como nerviosos, con miedo de que algo saliera mal, pero sabiendo que se tendrían el uno al otro pasase lo que fuera.
