Señorita, debo decir, soy su admirador...
Su sonrisa me resulta algo inspirador...
Mi afán por usted sé que resulta aterrador...
Quiero raptar su corazón, como un secuestrador...
Cada día la veo y quisiera decirle lo que siento...
Al no decir le nada sé que solo escondo mi amor y miento...
El no atreverme a nada, solo me provoca sufrimiento...
No sé cómo llamen a este raro padecimiento...
Quizá, es amor verdadero.
Ahora que ya no estás conmigo me siento decaído...
Recordándote, todas esas veces, solo vivo, distraído...
El no poder hablarte, aún menos, estoy siendo retraído...
Solo siento más y más que estoy desvalido...
Te recuerdo de pies a cabeza, eres hermosa...
Simplemente preciosa, como ninguna otra grandiosa...
Siempre tan comprensiva y amistosa...
Tu voz cálida y amorosa...
¿Dónde estarás ahora? ¿Recostada en tu cama?
Dama, tu cuerpo helado, enciende cualquier llama...
Seguro tu alma no está en calma...
Ojalá pudiera ser el afortunado que tocara debajo de tu pijama
Ahora solo miro por mi ventana, que ya no estás cerca...
Miro bajo la lluvia y las estrellas, lo que se ha ido...
Lo que he perdido, aunque nunca haya sido mío...
Nunca dejaré de ser tu admirador, tu perseguidor, tu fanático loco de amor.