Capítulo XVI

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Si Izuku tuviera que describir cómo había sido su mañana, sería agotadora.

Recuerda haber bebido algo en la noche de navidad, pero no tanto como su madre o los Bakugo, y aún así se sentía tan cansado como para dormir hasta el mediodía. Y estaba bastante seguro de que Katsuki se encontraba igual.

Será la vida universitaria, quizá.

Sin embargo, los adultos no pensaban lo mismo: eran apenas las nueve de la mañana, y ya estaban desayunando animadamente mientras hablaban del vuelo que saldría en dos días hacia Centroamérica.

Izuku seguía sin poder creer su suerte.

Con todo el tema de las fiestas y la investigación de Toshinori, iba a tener que mentirle a su madre para poder escaparse y hacer su trabajo de héroe. Ahora podría estar tranquilo gracias a que ella se iba a México y él se quedaba allí, en la ruidosa Nueva York.

Claro, también estaba Katsuki, pero Izuku empezaba a considerar que podría decirle su secreto al rubio, era alguien de confianza después de todo, y lo había salvado de la invitación al viaje.

Aunque el peliverde todavía tenía sus dudas sobre ello.

No lo mal entiendan, le confiaría su vida a Katsuki, pero antes de la cena de navidad, luego de la pelea entre los más explosivos de los Bakugo —y los únicos, porque Masaru era la mismísima definición de tranquilidad—, decidió darle una especie de indirecta sobre su doble vida; terminó dándole demasiadas vueltas al asunto pero confiaba en que el rubio lo habia captado. Más no fue así, porque Katsuki lo único que reflejaba en su rostro era confusión, y luego Mitsuki lo llamó... Y nunca respondió nada que le diera siquiera una pista de qué debería hacer.

Tal vez era una señal del universo para decirle que debía guardar el secreto.

—¿Vas a bajar, o seguirás murmurando en medio de las escaleras? —una voz ronca lo sacó de su burbuja y volteó encontrándose con una cara aún dormida y cabellos cenizos revueltos.

—¡Kacchan, buenos días! —habló y se apartó para dejarle lugar al rubio y bajar ambos rumbo al comedor—. ¿Cómo has dormido?

A juzgar por la cara de Katsuki, dudaba que hubiera despertado todavía.

—Mejor que tú, seguro —hizo alguna especie de seña apuntando debajo de sus ojos, e Izuku comprendió que probablemente aún tuviera ojeras, aunque no fueran de ese día precisamente—. Pero no iba a quejarme si me dejaban dormir más, ¿Sabes? —habló esta vez más alto, lanzando una indirecta a los que charlaban amenamente en la mesa, siendo más específicos, a una rubia que hablaba mucho más alto que los demás.

—¡Era hora que se levantaran! Y se supone que ustedes son los jóvenes llenos de vida y energía —dijo Mitsuki con cierto deje de burla en su voz.

—Estamos de vacaciones, bruja, podrías dejarnos dormir más —terminó con un bostezo mientras se sentaba en la mesa.

Sorprendentemente Katsuki no le gritó ni reaccionó de forma agresiva ante las burlas de su madre, lo que podía significar dos cosas: estaban llevándose mejor, y el cenizo había madurado bastante, o simplemente Katsuki estaba demasiado dormido como para gritar. Izuku apostaba más por la segunda.

—Hoy saldremos a Brooklyn a comprar regalos para los tíos y volveremos por la noche, ¿Quieren acompañarnos? —invitó Inko amablemente.

Esta era la oportunidad del peliverde para quedarse en su cuarto a seguir con la investigación de L.O.V.

—Hablé con Melissa ayer, y me pidió que buscara información para un proyecto en el que está trabajando, así que me quedaré aquí —Izuku se sentía bastante bien por haber logrado mentir sin que su voz temblara, era algo que había estado perfeccionando con el tiempo.

Tu amigable y vecino, Spiderman y ¿Deadpool?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora