Me encantan los fogones. Aquellos que se difunden de boca en boca -o de celular en celular- entre los vecinos, y en los que se baila, se bebe y se charla alrededor del fuego. Incluso, si la noche se pone buena, podemos terminar en el mar a las dos de la madrugada. Es un cálido punto de encuentro para que los que venimos a vacacionar a estas zonas residenciales socialicemos.
Me gustan más que las fiestas. No solo porque no implican embriagarse y hacer el ridículo -como el de esa noche, ejem-, sino también porque no debo esforzarme tanto en lo que llevo puesto.
En vez de llevar un vestido veraniego y fresco, como Sissy, me decido por un top colorido que se ata en la nuca y unos shorts negros. Debajo, por supuesto, llevo la bikini.
Según mis amigas, salir va a ser el primer paso para terminar de quitarme a Carper de la cabeza, y no puedo estar más de acuerdo. Aunque no cruzármelo es complicado dado que estamos en la misma zona, creo que puedo esquivarlo fácilmente en noches como estas porque, con la resaca de Alex y Hudson, dudo mucho que vayan a salir.
Sissy y yo nos reunimos con Maya a eso de las diez de la noche, después de cenar. Maya no se preparó con nosotras porque tiene otros amigos en el barrio vecino, pero prometió pasar al menos la mitad de la noche junto a nosotros, y Will asistirá con Adam y otros amigos, así que nos veríamos directamente en la playa.
Lo bueno de las festividades en la playa es que no se necesita dirección: simplemente seguimos el sonido de la música no tan lejana, hasta que comenzamos a visualizar un gran fogón y gente alrededor.
Varios conocidos de Maya nos saludan como si nos conociéramos de toda la vida y, aunque no me sé sus nombres, les devuelvo el gesto tan efusivamente como ellos.
Me gusta la gente que es simpática por naturaleza. Que sea así me ayuda a abrirme y no quedarme callada en las conversaciones, lo que hago cada vez que estoy incómoda.
-¿Quieren algo para beber? -Nos ofrece una muchacha de rizos, que se presentó como Valery.
-Yo paso, gracias -replico. -Todavía no me recupero de la fiesta de anoche.
-¿Fue buena? Yo preferí quedarme en casa, pero por lo que me contaron mis amigos, desearía haber ido.
¿Si fue buena? Veamos...
Había hecho el ridículo frente a medio mundo. Así que no. No la describiría como "buena".
-Podría haber sido mejor -le aseguro.
-Peeero yo sí aceptaré un trago -dice Maya con una sonrisita. -Sobre todo si trae frutas.
-Un daikiri para la morena más bonita de la isla sale enseguida. -Sus ojos volaron a Sissy. -¿Quieres uno?
-Eh... Yo... Sí, claro.
¿Sissy está nerviosa?
-Genial. Regreso en unos minutos. No se vayan muy lejos -bromeó antes de desaparecer.
Maya y yo nos giramos en redondo a nuestra amiga rubia y le dirigimos la misma mirada suspicaz.
-¿Y ese tartamudeo? -inquiero.
-¿Y ese temblor de manos? -agrega Maya.
-¿Y esa cabeza agachada?
-Por dios... -Las mejillas de Sissy se tiñen de rojo, confirmando todas nuestras sospechas. -No es nada. No fue nada.
-Sabes que sí lo fue. -Me río, y le rodeo los hombros con un brazo. -Nuestra pequeña Sissy ha sufrido un flechazo.
-¿Ustedes creen?
-¡Claro que sí, mujer! -obvia Maya y pone los ojos en blanco. -Mírate, toda insegura. Eres un manojo de nervios. Esta no es la Sissy extrovertida que conocemos. Es obvio que Val te gusta.
ESTÁS LEYENDO
De las cosas que nunca pudimos decirnos (‹‹Serie ADV 1››) ©
RomanceGaby y Carper se odian. Él es insufrible. Ella, intolerante. Pero la verdad oculta es otra: ella ha estado enamorada desde siempre del mejor amigo de su hermano. Sin embargo, se ha prometido que este verano será diferente. Buscará amor en otras part...