—Se ven adorables.
—No puedes usar la palabra "adorable" para todo, mamá. Esta situación no tiene nada de adorable.
Resulta que Carper intentó pasarse una camiseta por la cabeza y —no me pregunten cómo— terminamos aún más enredados de lo que ya estábamos.
—Ya regreso. Voy a traer tijeras.
—¡¿Tijeras?! Señora Norman, ¡es una de mis camisetas favoritas! —le grita a sus espaldas.
—Lo hubieras pensado antes, idiota —replico.
Digamos que, a medida que pasan las horas, menos nos aguantamos y más evidentes son las diferencias entre nosotros. Por ejemplo, por la tarde, quise darme una ducha —que tuvo que ser con mi bikini puesta, por supuesto— y no le quedó más opción que ducharse al mismo tiempo. Fue una tarea llena de codazos y momentos un tanto incómodos, porque el condenado es tan alto y grande que apenas cabíamos.
Luego, se le ocurrió la maravillosa idea de dar una caminata pero se le olvidó que mis piernas son cortas y a mitad del recorrido mi cuerpo ya estaba suplicando piedad, mientras él seguía tan tranquilo sin beber ni una gota de agua. Por lo menos, después de eso, accedió a ir a comprar un par de hamburguesas que pagó.
Nos giramos hacia la puerta cuando se abre. Se trata de Alex.
Alex. Sin Sissy. Sólo Alex.
—¿Se rindieron? —inquiero, esperanzada.
—Nop.
—¿Qué?
Suspira y pone los ojos en blanco como si me estuviera perdiendo de algo obvio.
—Dijeron que teníamos que estar encadenados, no por cuánto tiempo, ni que la pareja que más aguantara sería la que ganaría.
—O sea que... ¿todo esto para nada?
—Efectivamente, hermanita.
—Dime que no somos los últimos en saberlo...
Su silencio es mi respuesta.
Hecha una furia, tiro de Carper que, por supuesto, no puede evitar quejarse, y nos dirigimos al puesto de guardavidas.
Una vez en nuestro destino, confirmo que mi hermano no estaba mintiendo. Mi muñeca lloraría de alivio si fuera humana en el momento en que le quitan la esposa y me froto la piel con los dedos, soltando un suspiro.
—Tampoco fue tan terrible —comenta Carper.
—Fue una tortura. No lo repetiría jamás.
Decido perderlo de vista de una vez y dirigirme a casa de Sissy. Más tarde me encargaré de retirar mis premios.
No es mi amiga quien me abre la puerta, sino su hermano, que aparentemente acaba de salir de la ducha, pues algunas gotas de agua caen de las puntas de su cabello rubio y su torso está al descubierto.
—Bueno, veo que ya lo descubriste.
—¿Todo el mundo sabía, en serio?
—Puede.
—Eres mi mejor amigo. Debiste decir algo —me quejo, aunque sabe que sería incapaz de enfadarme con él por algo así. De hecho, creo que jamás podría enojarme con él.
—Hubiera perdido la gracia.
Es entonces cuando noto una suave melodía proveniente de la sala.
—¿Y esa música?
—Los viejos discos de papá. Ven, pasa. Sissy está terminando de ducharse.
Hago lo que me indica y no espero en lo absoluto cuando me toma de la mano y hace que dé un giro, que al final provoca que termine pegada a él. Me río, entrelazando los dedos de su mano con los míos y dejando mi otra mano en su espalda.
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De las cosas que nunca pudimos decirnos (‹‹Serie ADV 1››) ©
RomanceGaby y Carper se odian. Él es insufrible. Ella, intolerante. Pero la verdad oculta es otra: ella ha estado enamorada desde siempre del mejor amigo de su hermano. Sin embargo, se ha prometido que este verano será diferente. Buscará amor en otras part...