My Lovely Enemy (Renesmee and Alec)

CAPITULO 1 SEGUNDA PARTE

Me senté en la sala de espera para abordar el avión, estaba nerviosa, después de todo, quien no lo estaría si hace dieciséis años los Volturi hubieran intentado matarle y ahora estuviera corriendo a su encuentro

-Los pasajeros del vuelo 17 con destino a Italia favor de abordar-Me pare rápidamente y arrastre conmigo mi pesada maleta, por un momento pensé si a mí se me hacia pesada ¿Que tan pesada seria para un humano?.

-Su boleto por favor-Me pido una amable azafata escudriñándome con la mirada, seguramente le parecía extraño que una chica de mi edad viajara sola a Italia, rebusque en el bolsillo de mi pantalón y saque un boleto.

-Disfrute su viaje-Alcance a oír que me dijo antes de partir hacia el avión, no me relaje hasta que despegamos probablemente Alice ya me hubiera visto llegar a Volterra y les hubiera avisado a los demás. El vuelo estuvo algo agitado debido a unas fuertes turbulencias, pero fuera de eso todo estuvo dentro del parámetro de lo que considero "normal".

-Les habla el piloto del avión, pronto comenzaremos nuestro aterrizaje por favor no desabrochen sus cinturones-Hablo una voz ronca, una idea me vino a la cabeza, los Volturi no sabían que venía justo ahora, ya que según el boleto que ellos me habían comprado (y que tío emmet tuvo la amabilidad de destruir) llegaba mañana en la tarde, suspire frustrada ¿Como llegaría con el clan Volturi? después de todo no esperaba unos carteles en la carretera que anunciaran algo a si como: "500Km. Clan Volturi (humanos con deseo de seguir viviendo tomar otro camino)" sentí como aterrizábamos y a continuación se encendía el anuncio de que ya era seguro retirarnos el cinturón, lo hice y enseguida me puse de pie, los demás humanos hicieron lo mismo, en cuanto abrieron las puertas del avión baje apresurada. Camine con mis tacones resonando por el pavimento, cuanto llegue al aeropuerto un olor a humo de cigarro me recibió, estaba lleno y por donde fuera que caminara los humanos pasaban dándome codazos y hablando por sus teléfonos ignorantes del mundo a su alrededor (y de las personas a las que arrollaban), resignada fui por mi maleta. Cuando los vi no lo podía creer, fue fácil divisarlos entre toda la multitud ya que estaban vestidos completamente de negro. Dos jóvenes extremadamente atractivos, el de la derecha tenía la espalda ancha y sus esculturales músculos se marcaban en su camiseta, el pelo lo tenía rizado oscuro al igual que sus ojos y lo llevaba peinado completamente echado hacia atrás, el segundo hombre (el de la izquierda) era parecido al primero solo que su pelo era más claro y era más bajo de estatura, parpadee sorprendida por que creí haber visto una sombra salir tras ellos, pero no la sombra seria allí y viéndolo bien era una hermosa chica, parecía cercana a mi edad, llevaba el pelo rubio completamente amarrado sin dejar ningún mechón que enmarcara su bello rostro, sus ojos eran cafés aunque supe de inmediato que estaba usando lentillas de color.

-Bienvenida Cullen-Hablo la chica, su tono de voz era frio y me mirara con cara de repugnancia y superioridad, yo le devolví la mirada lo que al parecer la enfureció, aunque en vez de que su ceño se frunciera debido a la molestia, sus labios formaron una sonrisa

-Jane ahora no-Dijo el hombre de la derecha

-¿Como sabían que había llegado hoy y no mañana?-Pregunte curiosa, ninguno de los tres Volturi dijo nada y supe que no quería saberlo

-Sera mejor irnos, Aro nos está esperando-Dijo Jane y comenzó a caminar sin mirar atrás

-¡Pero no he tomado mi maleta!-Grite haciendo que se volviera enojada

-No te preocupes yo la tengo yo, bonita-Dijo el hombre de la derecha de Jane y al parecer a Jane no le agrado mucho su comentario

-No me digas así-Replique enfadada, el me miro sorprendido como si la idea de que no aceptara su elogio le fuera incomprensible

-¿Cómo?¿ te refieres a bonita?-Pregunto aun sin entender

-Si a eso me refiero, hace unos años cuando era una bebe e iban a matarme no creo que se refirieran a mí como bonita- El se quedo callado sin saber cómo responder a lo que sabía era innegable.