26 - Adiós

11 3 1
                                    

Volvímos a los Valles Soñadores y, en todo el camino, Milo no se separó ni un momento de mí. Cuando lo cuestioné, me respondió: "No, Annie, no te volveré a dejar sola". Sabía lo que había detrás, yo le había hecho pasar la peor agonía que un hermano podría tener, y, además, había vuelto herida y con uno de nosotros muerto. No me enojé porque lo entendía.

Era un día duro para todos y la noche fue incluso peor. Yo simplemente me quedé junto a Riley toda la noche (porque Ryder no dejada entrar a nadie a su habitación) y, sin saber qué decir, la tomé de la mano. Dejé que llorara todo lo que quisiera, por momentos también lloré.

Bien tarde, entró Lizzel, que se sentó junto a nosotras y comenzó a acariciarle el cabello a Riley. Ella, por ratos, se calmaba y después seguía llorando. Así estuvo hasta más allá de la medianoche, cuando me quedé dormida y no supe más.

Durante toda la noche, ocurrió una tradición aceriana: La limpieza de la persona fallecida era hecha por un familiar, y solo ocurría cuando se sabía la causa de la muerte. En este caso, fue Louisa la que pidió estar a solas con su hijo mientras le limpiaba la sangre. Al parecer, los científicos forenses no eran muy necesarios todo el tiempo en Aceria.

Al día siguiente, muy temprano, fue el entierro de una forma diferente a la que yo conocía. A unos 100 metros de la casa, hacia el campo, hicieron un hoyo enorme rectangular y me pareció muy sorprendente que, quien lo haya hecho, lo hiciera en una madrugada. Y, a diferencia de La Tierra, no se usaban colores oscuros en la ropa, solo colores blancos o azules claros.

Hubieron muchas personas allí, algunos los conocía, otros no, sabía que Ryan siempre tuvo muchos amigos. Entre ellos vi a Kelly. Le había dicho que volveríamos a vernos, pero yo no esperaba que fuera en esta situación.

Con mucho cuidado, dejaron el cuerpo adentro del hoyo mientras Jones se acercaba con una extraña planta mediana (¿para qué?). Luego, con sumo respeto, los que sabían, recitaron unas palabras especiales de despedida.

"Tu sol se ha ocultado y una tristeza profunda invade nuestros corazones. Todo se ha vuelto oscuridad porque el brillo de tus ojos se ha apagado. Adiós, fiel amigo, gracias por los recuerdos que, como el diamante, son del más alto valor. Adiós, compañero, tu historia se seguirá contando. Adiós, hermano querido, como te recordamos en la vida, te recordaremos en la muerte"

Más de uno, soltamos unas lágrimas y, a los demás, se que se las hizo un nudo en la garganta.

Luego era el momento de, oficialmente, dejarlo ir. Cada persona debía tomar un puñado de tierra, hacer una reverencia y después dejar caer la tierra en el hoyo. Ryder fue el primero en hacerlo y se tomó su tiempo, dejarlo ir no era algo fácil.

- Adiós, mi hermano - Susurró cuando, por fin, soltó la tierra.

Primero fue la familia. Riley lloró mucho antes de soltar todo, pero ya no podía seguir negándose a soltarlo. Un momento más y fue el turno de los amigos, yo obviamente hice mi parte. Allí todos se quitaron todo rastro de egocentrismo o enojo y tuvieron una ceremonia tranquila y respetuosa.

Cuando todos fueron parte del ritual, entre los mayores comenzaron a cubrir el hoyo por completo. Fue un proceso lento, solo que también muy cuidadoso.

Dejar ir, soltar. Es algo doloroso de ver y sobretodo de sentir, porque se siente en lo más profundo de tu alma. Decir "Adiós" implica muchas cosas, aunque entre ellas no estaba el olvidar. Sabía que, tarde o temprano, soltarían a Ryan, sin embargo, jamás lo olvidarían, solo debían mantenerlo como un dulce recuerdo.

Al final, cuando ya estaban a punto de terminar, plantaron el pequeño árbol encima de la tumba. Aquella planta tenía las hojas azul oscuro y el tronco era blanco, no media mucho más que un metro y se notaba que seguiría creciendo. Y, después, colocaron piedras bastante grandes alrededor del árbol.

El Planeta ÚnicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora