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🌼 1 de septiembre de 1991 1er año de Harry Potter en el colegio Hogwarts de Magia y Hechiería.
Griffin Abrahams, ese era su nombre, recuerda que la primera vez que dejó de estar tensó fue cuando quedó en Ravenclaw; estar lejos de los problemas que representaba ser un Gryffindr o un Slytherin lo hacían sentir tranquilo.
Además de que su madre, Jean D'angelo, una italiana criada en Inglaterra iba a estar más que orgullosa. Su madre era una persona recta, sería y orgullosa, pero también era cariñosa, amigable y educada, y como no lo iba a ser; su madre era una sangre pura, parte de una familia poco conocida en Inglaterra pero muy reconocida en Italia.
Cuando su madre tenía su edad había calificado en Ravenclaw y su padre, del cual no tenía conocimiento, había quedado en Hufflepuff. Su padre se había tomado el tiempo de cortejarla. Su madre separaba las dos "versiones" de su padre con notoriedad.
Cada vez que hablaba de su padre de adolescente, se le formaban corazones en los ojos pero cuando se trataba de la actualidad, se ponía regia, desde la punta de sus cabellos hasta la punta de sus pies. Había que preguntar con delicadeza porque si no su magia estallaba y se salía de control.
Sí, definitivamente estaba feliz de no haber quedado en Hufflepuff.
Sus compañeros de casa lo recibieron con una sonrisa en el rostro, los de séptimo año acariciando brevemente su espalda en señal de apoyo, dando a entender que sabían lo incómodo que se sentía estar en una casa donde lo único que destacaban de era que eran unos "cerebritos".
Pero Griffin no podía estar más feliz. Sonrió con una felicidad que contagio a los demás y se concentró en lo que quedaba de la selección.
-¡Lorenzo Berkshire!
Griffin, había visto a aquel chico en la estación, estaba junto con otros seis chicos, todos de aspecto... intimidante por así decirlo, el se veía como un tierno gatito al lado de ellos, quienes parecían unos tigres listos para cazar a su presa y degollarla.
Tal vez Hufflepuff, tal vez esa era la casa de Lorenzo, se veía tan dulce que pensar en...
-¡Slytherin!
La sorpresa fue inmediata ¿Aquel chico de apariencia dulce había calificado en Slytherin? Griffin no podía ni creerlo...Pero pensándolo bien, Slytherin amaba la ambición, quizás la ambición de ese chico era más grande que su generosidad, no todas las ambiciones son malas...O eso espera Griffin, porque si no habría quedado como un idiota y el era todo, menos eso.
-¡Regulus Black!
Black...Su madre mencionó ese apellido varias veces, siempre con una mueca de disgusto en el rostro, según lo que había escuchado, los Black eran una familia sangre pura, como él, su madre y su dulce hermanita Aurora; aún recuerda cuando le pregunto a su madre porqué el no tenía un nombre italiano como su hermana, vio como se regaño a si misma para luego sonreírle
